miércoles, 29 de febrero de 2012

JUBILACIÓN, BUENA SALUD, IGUAL A OCIO MERECIDO.


El diez y siete del mes de marzo que mañana comenzamos, a mi compañero de toda la vida, le  jubilan del trabajo obligatorio, por la edad, hasta hace poco vigente, a los sesenta y cinco. Algo que nuestros hijos no podrán hacer a esa edad. Uno de los muchos logros de la clase trabajadora, perdidos, por culpa de esta crisis infame, que parece interminable, y que solo estamos pagando los de siempre.

Conociéndolo no va a dejar de “trabajar” en los ocios que le gustan, que son muchos, y en los que no, también, como son el ayudarme a mí por mis problemas de espalda, que no es que yo me haya vuelto vaga o cómoda, no, es puro deterioro de alguien que ha trabajado mucho sin pedir nunca ayuda por ser demasiado autosuficiente, (culpa mía).

Hace años lo que se veía como muy lejano, ha llegado. Conozco algunos hombres y mujeres, que llevan muy mal lo de la jubilación, desde luego esos son, los que no se han preocupado o no han podido, enriquecer su vida llenándola de aficiones las que sean, eso da igual. No es el caso de mi compañero, afortunadamente.

En esta nueva etapa, la vida les da otra oportunidad. Muchas personas al dejar la rutina diaria después de tantos años de trabajo, sienten como un vacio, y no cabe duda de que lo es. Cuesta trabajo dejar una rutina de muchos años, viene a ser como dejar un vicio adquirido durante largo tiempo. Personas que no saben qué hacer con su tiempo libre, tiempo  que marcara una etapa de declive que no tiene por qué ser mala, solo distinta.

Muchos, quizás los menos, se sienten como un barco a la deriva sin rumbo fijo, se deprimen, y se sienten perdidos. Algunos se han pasado toda la vida obedeciendo órdenes de sus superiores en el trabajo, solo tenían que hacer bien su trabajo y seguir instrucciones sin más responsabilidad. Otros al contrario, han tenido demasiadas responsabilidades, y les cuesta el no tenerlas. Ahora tienen que tomar una decisión importante la de qué hacer con el resto de su vida, con su tiempo libre, con ese tiempo del que antes no disponían, y del que son merecedores por meritos propios.

Por suerte hoy día hay muchas opciones para llenar el tiempo libre, el que no lo haga es por que decida libremente no hacer nada, que también es otra opción, es cuestión de tener inquietudes, o de no tenerlas, tan validas son unas como otras. Pero lo que es indudable es que el que enriquece su tiempo aprendiendo cosas que siempre había querido hacer, por  lógica esa persona nunca se deprimirá, al contrario nace en ellas un nuevo estimulo, el de superación. Es buenísimo para mantener la memoria en perfectas condiciones, al igual que el ejercicio físico, imprescindible, los años no perdonan y los huesos se anquilosan, hay que ejercitar las articulaciones, tanto como la mente, si queremos tener una vejez medianamente digna.

Paco, mi hombre, es y ha sido siempre una persona activa, espero que siga siéndolo en su merecido “descanso oficial” ya que está trabajando desde los nueve años, que se dice muy pronto. En nuestra época, la mayoría de los niños de familias humildes, madurábamos antes, no porque fuéramos más listos sino por necesidad, las familias no podían costear estudios a sus hijos por muy inteligentes que estos fueran. Con todo el dolor que suponía para un padre y una madre tener que poner a su hijo a trabajar siendo aun un niño, y máximo, si intuían que el niño por su inteligencia, merecía la oportunidad que ellos no podían  darle.

Yo misma puedo decir que llevaba la casa con tan solo once años, y no por comodidad de mi madre, pobrecita bastante sufría ella, sino porque estaba muy delicada de salud, y yo era la única hembra. En esos años estaba mal visto que los hombres hicieran faenas del hogar, como si eso fuera una deshonra para su masculinidad. A los chicos los ponían de aprendices de algún oficio, y a las niñas a servir, en muchos casos solo por un plato de comida. ¡Cuántos talentos desaprovechados en esos años!

Los que sufrimos de una niñez mutilada y de una madurez prematura, nos indignamos cuando ahora con el achaque de la crisis, quieren recortar en lo mejor que tenemos la sanidad y la educación pública.

Y no puedo terminar sin decir que hay miles de mujeres que “nunca” se jubilan, porque todavía hay hombres que son muy “machos” y el trabajo de casa según ellos, es de uso exclusivo de la mujer. Por eso la jubilación debe ser compartida, desde aquí reclamo mi derecho.

POSDATA; Paco esto no va por ti, que ya llevas años ayudándome, y sé que ahora con más tiempo seguirás haciéndolo. Piensa que inicias un tramo más del largo camino ya vivido, con  otras nuevas oportunidades, con el orgullo de haber contribuido con tu laboriosidad a la comunidad.
Tanto tus hijos como yo, estamos orgullosos de ti, en tu larga trayectoria obrera, has pasado por muchos trabajos, y en todos has dejado huella por tu valía, pero lo más importante para nosotros, es que siempre has sido una persona totalmente íntegra, eso, sin ningún tipo de duda, es lo más importante.

Te deseo una muy larga y fructífera etapa en tu nuevo estado.

Que el tren de la vida, ese tren que nos ha llevado por tantas vivencias y estaciones emocionales, nos siga llevando por el tiempo que la vida nos tenga deparado, por supuesto, en la mejor de las condiciones.

TE QUIERO MUCHO “COMPAÑERO”, EL CAMINO HA SIDO LARGO, PERO CONFIEMOS QUE DURE UNOS KILÓMETROS MÁS.

martes, 7 de febrero de 2012

200 AÑOS DE UN NACIMIENTO


Charles John Huflan “Dikens” nació en Portsmouth, Inglaterra, el 7 de febrero de 1812. Conocido universalmente como uno de los más grandes novelistas del siglo XIX. Sus magnificas novelas en las que el autor concentra con gran maestría, sentimiento, tragedia, humor, realidad, ficción, sus perfectas descripciones de los personajes, lo hicieron pronto popular. Autodidacta, lo que significa que ya nació con el don de saber comunicar con la pluma los sentimientos y realidades de los seres humanos.

Tuvo una vida relativamente normal, pero siempre se quejo de falta de cariño, hasta los nueve años en la que su vida da un vuelco, cuando su padre es denunciado por impago e ingresa en la cárcel, y con él, toda la familia se traslada a la cárcel para compartir la celda, algo que al parecer estaba permitido por Ley, ya que era el único modo de que la familia sobreviviera. Charles fue el único que fue trasladado a una casa de acogida, los domingos iba a la prisión para verlos. A los doce años lo pusieron a trabajar en una fábrica de betún para el calzado, donde tenía que estar diez horas pegando etiquetas en los botes de betún. Así pasaron varios meses hasta que su padre salió de prisión y el resto de la familia con él, para seguir mal viviendo.

A los pocos meses muere la abuela materna, y le deja a su madre en herencia 250 libras, lo cual no hizo que libraran a su hijo de las diez horas de trabajo, algo que a Charles le dolió bastante, y que reflejo en algunos escritos como en su novela más autobiográfica, (según dicen) “David Copperfiel” en ella escribe estas líneas ; “Yo nunca tuve ningún apoyo, ningún estimulante, ningún consuelo, ninguna asistencia de ningún tipo de nadie ¡Cuánto deseaba ir al cielo!”  Sin duda palabras de alguien que ha sufrido mucho y sobretodo se ha sentido muy solo. Vivencias que marcaron su vida como escritor y que tan bien supo plasmar en sus novelas, denunciando las precarias y deplorables condiciones laborales en las que sobrevivía la clase obrera. Y que también conocía por propia experiencia.

En su inquietud por la escritura, en 1827 empezó a trabajar en el bufete de dos procuradores, un tiempo después como taquígrafo judicial, en 1828 comenzó a colaborar como reportero, para un periódico liberal, más tarde como cronista parlamentario, y periodista político, y poco a poco consiguió ganarse la vida con sus artículos que firmaba con el seudónimo de “Boz”. Le ofrecieron el cargo de editor y lo acepto. Creó un semanario donde difundía artículos de escritores noveles para darlos a conocer.

En 1837 escribe su primera novela por entregas “Papeles póstumos del club Pickwick”, a la que siguieron muchas más, todas con gran éxito. La gran mayoría de sus novelas fueron editadas por fascículos que regalaban con los periódicos, unas veces semanales otras mensuales, mas tarde eran impresas. A  los 27 años ya era el novelista de más éxito y más popular de Inglaterra.

La popularidad, unida al exceso de trabajo mal remunerado, hizo que discutiera con sus editores, dando por terminada su relación con ellos. Viaja a Francia donde conoce a Alejandro Dumas y a Julio Verne, otros dos grandes de la literatura universal. De vuelta a Londres, organiza obras teatrales, incluso actúa como actor, una afición que siempre había tenido, incluso una vez fue a una prueba para una obra pero tuvo la mala fortuna de coger un tremendo catarro que se lo impidió. Lo que para él fue mala suerte, seguramente fue el destino, el que no quiso privar a la humanidad de sus magnificas novelas. A la vez daba conferencias sobre derechos de autor, en defensa de las prostitutas, y en contra de la pena de muerte.

En abril de 1836 se casó,  de  su matrimonio nacieron diez hijos. En 1858 se separa de su mujer. Un nueve de junio al regreso de un viaje a Francia, el tren en el que viajaba acompañado de su compañera una artista que conoció poco antes de separarse de su esposa, lo que indica que fue la causa de la separación, el tren sufrió un terrible accidente siete de sus vagones cayeron por un puente que al parecer estaban reparando, el único vagón que no cayó fue en el que iba Dikens, resultando todos los ocupantes ilesos. Fueron estos los primeros en auxiliar a los heridos.

Murió relativamente joven de una apoplejía en 1870, está enterrado en la esquina de los poetas de la abadía “Westminster”. Son muchas y numerosas sus novelas, muchas de ellas llevadas al cine, gracias a ello más conocidas por el gran público como son; “Oliver Twist” “Historia de dos ciudades”, “Grandes esperanzas”, “La pequeña Dorrit”. “Tiempos difíciles”, “Cuento de navidad”, “Papeles póstumos del club Pickwick”, a esas le siguen muchas más, y cientos de artículos. Todas ellas han sido llevadas al cine y al teatro en múltiples ocasiones, y de todas hay numerosas versiones tanto en películas como en series televisivas.

Sus novelas fueron tan populares porque en ellas describía a la perfección la sociedad victoriana en la que  la clase alta y baja se desarrollaba. Dikens nunca se canso de denunciar las diferencias sociales, La especulación, de los mercados, la corrupción, ¿os suena de algo? y la escasa o nula sanidad de los pobres. Siempre denuncio con ahincó la explotación y el maltrato infantil, de la que el mismo había sido objeto, como demuestra en su novela Oliver Twist.  

Su propia vida fue una autentica novela. Tanto que cuando empecé este artículo quería hablar, de algunas de sus obras más conocidas por todos, y de los personajes más conocidos pero al investigar su biografía me ha parecido interesante, y qué duda cabe  que de ella se podría hacer un texto novelado apasionante.

Esto es solo un pequeño ejemplo de una biografía, extensa en todos los sentidos tanto profesional como personal, teniendo en cuenta que murió a los cincuenta y ocho años.

miércoles, 1 de febrero de 2012

UN GENOCIDIO QUE NO PAGÓ NADIE, Y UN PAIS QUE NIEGA A LAS FAMILIAS ENTERRAR A SUS MUERTOS.


Hoy todos hemos podido ver en las noticias sobre el “paranoico” juicio al juez Garzón, un video de las declaraciones de una señora llamada María Martín, de un pueblo de Avila. Caminando muy despacio, ayudada por un andador, delgada, ropas totalmente negras y pelo blanco, seria, pero serena, con la serenidad que da el paso del tiempo. Con sus certeras palabras iba describiendo los hechos de la muerte de su madre que acontecieron cuando ella tenía solo seis años, con palabras sencillas iba  diciendo el sitio exacto donde estaba enterrada. Escuchada por todos con respeto y un silencio sepulcral, creo que ha sido tan significativo que sobraban las palabras.

Yo por mi parte he dejado correr las lágrimas que salían libremente de mis ojos, me he puesto en el lugar de esa niña de seis años y de tantas que perdieron a sus madres o padres, y en muchos casos a ambos. Madres que vieron salir de sus casas a sus jóvenes hijos y que nunca volvieron. Hombres y mujeres jóvenes, que no eran delincuentes ni asesinos, solo defendían la legalidad de la República que había sido elegida por el pueblo. Pero claro también defendían la libertad, tenían la sana costumbre de pensar por sí solos, algo que es difícil de asumir para según qué gente.  Es demencial.

En diciembre de 2.000 se crea la asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica, cuyas siglas son ARMH, esta asociación se afianza con la entrada en vigor de la Ley de Memoria Histórica aprobada en octubre de 2.007. Gracias a esta asociación y años después a esta  la ley, se han ido recuperando muchos cuerpos pero aun hay miles de personas que fueron vilmente tirados, en los caminos cunetas y fosas comunes, como perros sin dueño, como seres que no hubiesen existido nunca.

Todavía hay cientos de familias  que quieren recuperar a los suyos, (no piden venganza, que podrían, ya que nadie ha pagado por esos genocidios) pero no, solo quieren, enterrar a sus muertos.  ¿Qué cosa, no?  ¡Pues todavía hay gente que no lo entiende!

Estos días estamos asistiendo a un juicio demencial, donde se juzga al “juzgador” al que hace justicia, porque unos energúmenos de ultraderecha a los que la ley les ha permitido formar un sindicato, que para más “inri” se llama “manos limpias”, lo ha denunciado (el mundo al revés) ¡Qué país! con razón dicen que España es diferente, y tanto que lo es, en otros países ya se ha hecho justicia por casos como estos. Aquí está costando sangre sudor y lagrimas. Porque pese a que estamos en el año 2.0012, sigue habiendo mucha intolerancia. Sigue teniendo la Iglesia mucho poder, una Iglesia que se puso del lado de los golpistas, e incluso presenciaban los fusilamientos, (muy cristiano por su parte). Sigue habiendo mucha gente que todavía no creen en una democracia participativa, y justa. Sigue habiendo dos varas de medir para algunos jueces, que no son imparciales. Siguen pagando los más débiles los errores de los gobiernos y los poderosos. Etc.etc…

Estamos asistiendo al desmembramiento del llamado Estado del Bienestar, al regreso a las luchas de los trabajadores, porque todo lo conseguido con tanto esfuerzo se está perdiendo a pasos agigantados. Y todo por culpa de la ambición y falta de escrúpulos, de una clase de personas mal nacidas, y sin eso que se llama “conciencia”.

Desde estas líneas mucho ánimo a la asociación ARMH para seguir adelante, con tan ardua tarea.