martes, 21 de agosto de 2012

SETECIENTOS TREINTA Y UN DÍAS, CIENTO CINCO ARTÍCULOS.



Hoy cumple mi blog, dos años, el año pasado me olvide, me falló mi estado neuronal, cada vez más deteriorado. Éste, he procurado recordarlo con el tiempo suficiente de celebrarlo haciendo una entrada especial. Más que nada por aquello del cariño, que le tomamos a las  cosas que hacemos y nos aportan satisfacciones personales.

Decidí abrir un blog, con el único fin de dar rienda suelta a mi afición por escribir, y a dejar almacenado todos mis escritos,  para  que el día de mañana mis nietos tengan una idea de cómo era realmente su abuela Conchi, a través de los artículos personales, algunos relatos, y otras cosas que estoy empezando a poner con el sobrenombre de RETAZOS, con los que me siento bien escribiéndolos. En el fondo no creí que tuviera capacidad para llenar mucho espacio. Empecé con miedo, no al ridículo, que eso me da igual, sino a no ser capaz de desarrollar mínimamente una afición que siempre he tenido. Me pasó igual con la pintura, y el resultado fue positivo, o al menos eso creo.

En estos ciento cinco artículos creo que he hecho comentarios sobre todo. Siempre desde mi óptica, sin ninguna pretensión que no sea la del entretenimiento, y sin tener nunca la certeza de estar en posición de la verdad, faltaría más.

Desde estas páginas virtuales, he alabado la belleza de las estaciones del año. He escrito de mi afición por la copla, más que nada por los recuerdos que al oírlas retornan a mi mente, aunque reconozco que la gran mayoría son de un machismo trasnochado que da pavor. A la importancia de  los olores y sabores, en nuestra vida. A mi admirado Miguel Hernández, el poeta del pueblo, y el que más ha logrado emocionarme. A Charles Dikens en el doscientos aniversario de su muerte. A la recuperación de la memoria histórica, un tema que no se ha cerrado como debiera. De la política y de los políticos, he sido dura con ellos, pues no soporto que nos mientan una y otra vez. De las elecciones y del injusto sistema de la Ley D’Hont. Del 15 M, un nuevo movimiento que surgió como el Ave Fénix para insuflarnos la esperanza que teníamos perdida o, como poco, dormida.  Como no podía ser de otra manera, de la Curia Vaticana y sus barbaries a lo largo de la historia, y de cómo ellos por motu proprio no renuncian a sus privilegios,  mientras una gran parte de la sociedad está pasando hambre y vive de la caridad, mientras ellos se embolsan miles de euros al año, —es una vergüenza—. Me gustó, el artículo que salió titulado “De religión cristiana” en la que cuento mi trayectoria de cristianismo obligado en mi época, y mi posterior desapego por la lógica de los razonamientos históricos. Del maltrato, una lacra que desgraciadamente, no se acaba nunca. De la importancia de las huelgas  para los derechos de los trabajadores, donde siempre son los mineros, los más valientes y reivindicativos del proletariado. Del rescate de los mineros tras el terrible accidente de  la mina de San José en Chile. De los derechos de los niños, que sistemáticamente incumplen los estados sin que nadie page por ello. Del miedo y las fobias. De los eufemismos del gobierno. De Cádiz de su ingenio, y la Pepa. De la navidad, de la semana santa, de las ferias, y del carnaval, siempre desde la óptica de mis recuerdos. Con “El Tren de la Vida” hago un repaso por las oportunidades que la vida nos concede, y de cómo vamos cargando nuestro –vagones- nuestra vida, de personas queridas y de más responsabilidades. De lo poco que ha cambiado el género  humano, pues se siguen cometiendo los mismos errores. De la ambición por el poder. De la justicia y de la injusticia. De las madres llamadas -pateras- que arriesgan su vida para que sus hijos tengan una vida mejor que la suya.  De mi testamento vital, en el explico que estoy preparada, y mi decisión de no querer vivir artificialmente, además de mi consentimiento de donar los órganos servibles. etc. etc. etc.…

Como no podía ser de otra manera, también he hablado varias veces con orgullo de mis seres queridos, mis hijos y nietos, del hombre con el que he pasado la mayor parte de mi vida, Paco. De la casa donde me crié, y de la forma de vida de aquel tiempo. Y como no, de mis padres, a los que les debo no solo la vida sino una forma de ser.

Mi padre el hombre más trabajador y honrado que ha  parido madre, de él me viene la afición por todas las artes  manuales, él era un  gran maestro, y un gran defensor a ultranza de las injusticias. Y qué decir de mi madre, la vida le puso muchas trabas, pero era inteligente, y luchadora, de ella aprendí además de la afición por la lectura, a ser sensata, y realista, además del arte de la cocina, entre otras muchas cosas.

Estoy feliz de haber sido atrevida. Sé que lo que escribo no es para tirar cohetes, pero para mí significa mucho, una mujer mayor y sin estudios. Me siento bien conmigo misma que es lo importante. Y espero no haber ofendido nunca a nadie, de los que gentilmente tienen la deferencia de leerme, cosa que agradezco, pues nunca pensé que nadie se pudiera interesar por mis sinceros y humildes escritos. Puede que alguna vez se me haya pasado alguna falta de ortografía, si ha sido así, pido disculpas.  Lo malo es que mis cansadas neuronas no retienen la información que le mando una y otra vez pero estoy en ello.

Gracias a todos  los que en algún momento me habéis dado animo.

Mientras que el cuerpo aguante, –espero que sea mucho—RESISTIRÉ. 


lunes, 13 de agosto de 2012

DIFERENCIAS ENTRE “SOLIDARIDAD”, Y “CALUMNIAS”

No puedo dejar de poner esta entrada en mi blog como “artículos personales” pues estoy tan, tan indignada, que necesito desfogar mi indignación.

El país entero habla de unos hechos acontecidos hace pocos días. Protagonizados por miembros  del Sindicato Andaluz de Trabajadores, cuyas siglas son SAT. Los hechos en cuestión, son los siguientes: varios miembros de dicho sindicato, entraron pacíficamente, cada uno con un carrito de la compra, fueron echando artículos de primera necesidad hasta casi llenarlos, y tranquilamente salieron por delante de las cajas sin pararse a pagar. Protestas de las cajeras, y algún empellón que otro, nada alarmante. Hay que decir que dicha organización previamente había llamado, a los periodistas. Diréis que es un contra dios, entrar a “hurtar”-ya que los hechos no tienen categoría de robo-, y llamar a testigos, pues no, ya que la cuestión es muy  simple, estas personas solo querían llamar la atención de la sociedad, y sobre todo del gobierno de la dolorosa situación en la que se encuentran miles de familias, que están ya en la indigencia más severa y absoluta, cifras de Caritas  o Cruz roja, lo testifican. Hay que decir que la cantidad de lo sustraído no paso de unos cuatrocientos euros aproximadamente, nada comparado con lo que nos va  a costar a todos los españoles salvar a los bancos. 

Ellos, en ningún momento pretendían quedarse con lo “hurtado”, la prueba es que rápidamente entregaron los productos a familias desahuciadas de sus casas que ocupan provisionalmente pisos vacios, y están malviviendo de la caridad de familias o amigos y de gente solidaria. Como comprenderéis ellos no le hicieron ascos a los productos, al contrario super agradecidos. Estos fueron a grosso modo, los “graves” hechos.

Un hecho sin precedentes, es que todo un señor ministro curse personalmente orden de detención, e ignore que solamente son los jueces los que tienen la potestad de hacerlo. La diligencia del ministro, ha mi modesto entender, ha demostrado dos cosas: una su ignorancia, y otra, el alto grado de nerviosismo que impera en el gobierno.

Hasta aquí lo que yo llamo SOLIDARIDAD para con los más débiles. La cual cuenta con todo mi apoyo moral y si hace falta presencial. Ahora entra el motivo de mi indignación y supongo que el de toda la gente con principios humanos y solidarios.

Inmediatamente que los hechos salen a la luz pública, con la misma rapidez, surgen las CALUMNIAS, de todo tipo, algunas tan disparatadas que cuesta trabajo creer que hayan hecho mella en la gente. Como decía mi madre que era una de las mujeres más sensatas e inteligentes que yo he conocido, —CALUMNIA QUE ALGO QUEDA— es un dicho tan verdadero como que nacemos y morimos, por desgracia sé de lo que hablo.

Es un hecho real que la CALUMNIA es más veloz que el viento. Y al igual que el viento se filtra por todos los rincones más recónditos.

La CALUMNIA, junto a la ENVIDIA suelen ser armas de “destrucción masiva”, aunque con un poco de suerte se vuelve contra quien la levanta. ¡Que así sea!

sábado, 11 de agosto de 2012

RETAZOS 3



 RUTINA

Ring, Ring, Ring, ¡no, no, todavía no! Saco el brazo y apago el aparato “martirizador” o despertador, que pena, aún tengo sueño. Me desperezo, y acaricio mi almohada aún caliente, siento la imperiosa tentación de volver a acomodarme entre las sabanas, pero desgraciadamente, no me lo puedo permitir. No lo pienso más, de un impulso salto de la cama, y dando tumbos, me dirijo al cuarto de baño, con los ojos a medio abrir, casi palpándolo abro el grifo de la ducha,  entro en el rectángulo y cierro la puerta corredera, dejo correr el agua unos segundos, y respirando hondo me dejo inundar, durante unos segundos.

Es una de las pocas cosas agradables con la que comienzo a afrontar el nuevo día.

La segunda, una taza de buen café solo con unas gotas de leche, su aroma y el efecto que hace en mí, es similar a la de una radio al ponerle las pilas nuevas. Han sido solo unos instantes de relax, pero imprescindibles. Después, todo son carreras. Hacer la cama, vestirme pintarme un poco la cara, solo por estética, pues lo de la coquetería ya quedo atrás hace mucho. Recoger alguna cosa olvidada por la noche en el salón y colocar bien los cojines del sofá. Una de las pocas cosas buenas que tiene  estar sola, es que nadie me altera el orden de las cosas, solo yo, tampoco vendrá nadie a hacerlas, solo yo.

Cojo el bolso, busco las llaves, si, están aquí, me pongo el abrigo, salgo rápidamente y a correr. Llego a la parada del metro. Espero, inmediatamente llega. Por unos instantes veo mi imagen reflejada en los cristales, no me reconozco, no me gusto nada, hubo un tiempo en que me sentía bien mirándome, ahora a mis 48, para nada. Entro entre empellones, consigo un asiento, respiro hondo, otros minutos de relax. Miro a mí alrededor, y veo las mismas caras de todos los días. El señor bajito con ganas de charlar al que todos damos de lado, pues es un poco pesado.

La mayoría estamos sumidos en nuestros pensamientos, yo particularmente prefiero observar. La señora mayor que cuida de una anciana. Lo sé porque siempre se junta con otra amiga que es enfermera, y no paran de hablar todo el rato (Se ve que su café es mejor que el mío, y están más despejadas), la enfermera le cuenta a su vez episodios ocurridos en el hospital donde trabaja.

Un par de abuelos que van a recoger a sus nietos para llevarlos al colegio, uno es muy simpático y gracioso, el otro aprovecha cualquier oportunidad para sacar a relucir sus batallitas de juventud, —por lo que se deduce es que sigue añorándolas—.

Siempre he sido muy observadora, y me llama la atención sobre todo los ojos de las personas, por ejemplo: estos dos abuelos, tienen la mirada apagada y demasiado serena por el paso de los años, cuantas cosas habran visto sus cansados ojos. En cambio la de los jóvenes que se suben a la misma hora, tienen la mirada limpia, transparente, y diría yo que ardiente, con el fuego que dan las neuronas jóvenes, —o al menos a mí me lo parece—.

Jóvenes de ambos sexos, entran a diario a esa misma hora, ¡cómo cambian las conversaciones! La mayoría van a los institutos con la mochila cargada de libros. Ellos hablan de los temas que les ha puesto el profe, algunos no tienen el menor pudor y se refieren algún profe como, —el hijo puta ese, se nos quiere cargar— o se refieren a sus padres como —mis viejos—. Los lunes el tema es el fin de semana pasado, —lo pasamos de puta madre, te lo perdiste— se lo restriegan a alguno que no estuvo en su movida. Acto seguido los chicos hacen un aparte y las chicas otro, bajan la voz y solo cogemos alguna que otra palabra, como: —Estaba buenísimo, o —No veas cómo estaba la chavala de caliente. o —Nos pusimos ciegos— ¡Pero no especifican de qué! El vocabulario de la mayoría es más que elemental. Solo hay dos, que se distinguen de los demás por sus conversaciones más trascendentes, más de una vez los he oído hablar de política, de cómo está el país, del futuro incierto que tienen por delante, etc., estos dos siempre van más apartados de los otros, aunque he notado que uno de ellos mientras habla no deja de mirar a una de las chicas del otro grupo, y como ella, le devuelve la mirada, acompañada de una semi sonrisa a lo Gioconda.

Luego están los que se absortan leyendo el periódico. U otros, escuchando música en las diminutas radios que llevan en el bolsillo que no sé cómo demonios se llaman, quizás Mp3, no lo sé exactamente, yo me pierdo con las nuevas tecnologías, reconozco que estoy un poco anticuada.

Otra chica un poco mayor que los otros siempre lee un libro. Ah, me olvidaba de una señora que me hace mucha gracia, pues desde que entra se sienta, acomoda la postura y se duerme, y no se despierta hasta que llegamos a su parada, y con el tiempo justo se baja tan tranquila. ¡Tiene un dominio del tiempo increíble, la jodia! Luego están los inusuales que no los vuelves a ver.

Los asiduos a esa hora se van dispersando cada cual se dirige a sus respectivas obligaciones. Con la resignación que da el trabajar o estudiar, por obligación, muchos tienen la suerte de hacer lo que les gusta la gran mayoría no.

Estoy segura que muchos son mediocres porque no encuentran placer en sus trabajos, en otros más adecuados a sus habilidades serian felices y brillantes.

No pesa el trabajo pesa que no sea el que nos gustaría. Quiero decir que no todos están donde debieran estar. Pero así funciona esta sociedad. La rutina diaria se hace tediosa, pero hay veces en la que  echamos de menos las caras conocidas, la sonrisa acompañada de los buenos días, algún comentario con los más afines, de cómo está la situación en el país, ecte…

En fin, que si nos paramos un poco a pensar, el noventa y cinco por ciento de nuestra vida es pura RUTINA.


miércoles, 1 de agosto de 2012

RETAZOS 2



A LAS PUERTAS DE OTRA VIDA, O MÁS BIEN, DE LA NADA.

Quería abrir los ojos pero no podía, mis pupilas a través de los parpados detectaban un resplandor inusual, me hacía daño en la retina, decidí desistir y mantenerlos cerrados.

Inconscientemente pensé, en aquello tan manido de la luz al final del túnel, ¿me estaría pasando a mí? ¿Por qué si no, se me ha venido a la mente?  ¿A caso me estoy muriendo? No, no puede ser, soy muy joven, aun no he tenido tiempo de conocer a fondo la vida, no, no sería justo, me niego rotundamente. ¡¡¡Tengo que hacer algo!!! ¡¡¡Pero no puedo moverme!!!

Oía voces, ¡rápido, rápido, que la perdemos! Seguía sin poder abrir los ojos, no sabía de quien eran las voces, seguramente eran médicos tratando de salvarme la vida. ¿Pero qué había pasado? no consigo recordar nada.

La luz se hacía cada vez más intensa, empecé a ver figuras etéreas  casi transparentes, como flotando en medio de la potente luz. No parecen personas, yo no creo en otro mundo ni en la reencarnación, ¿Qué podrá ser?

Por un lado sentía que había personas que hablaban de prisa y con voces alteradas, estaba segura, trataban de salvarme la vida. Más lejanos y apenas audibles murmullos, susurros apenas ininteligibles. ¿Serian mis seres queridos desaparecidos hacia años, que me llamaban a su lado? Eso dicen que pasa, pero yo nunca lo creí, y sigo sin creerlo. También escuché alguna vez, que en los momentos finales pasa por nuestra mente todos los acontecimientos más importantes de nuestra vida, tampoco lo creo, nadie ha vuelto para confirmarlo, debe ser  uno de tantos bulos que la gente con imaginación se inventa. O un extraño fenómeno obra de la mente en circunstancias trágicas como debe de ser la que me haya ocurrido a mí, no se quizás un accidente, aunque sigo sin recordar.

Sea lo que sea, siento una paz interior, no sufro, ni tengo ningún dolor, o quizás sí, y el propio dolor anestesia mi mente, puede ser, porqué no.

No sé cuánto tiempo pasa, segundos, horas, minutos, me siento flotar. Poco a poco escucho palabras coherentes. Sigo viendo  luz pero no tan intensa. Intento abrir los ojos lentamente. Distingo algunas caras desconocías, hablan entre ellas. Me preguntan ¿Cómo te llamas? Intento pronunciar mi nombre sin conseguir que de mi boca salga sonido alguno. Después de unos segundos, alguien dice aún es pronto, dejémosla descansar. Siento que entro en un agradable sopor.

Creo que he dormido mucho tiempo. Mi mente empieza a encajar los trozos del puzle. Estoy conduciendo mi coche, suena la música en la radio, me siento feliz. De pronto algo se cruza por delante como una ráfaga, me da tiempo a distinguir a un crío en bicicleta, doy un volantazo.

No recuerdo nada más

La puerta de la habitación se abre, entran dos personas, el doctor y la enfermera. Antes de que me digan nada, le pregunto ¿doctor que ha pasado con el chico? Dígame por favor que no lo he matado. El médico enseguida contestó tratando de calmarme, tranquila, tranquila el chico está bien usted lo salvó. Entonces por favor ayúdenme a levantarme necesito estirar las piernas  porque no me las siento.  Las miradas del doctor y la enfermera se cruzaron.

Hay silencios que hablan por sí solos. Sentí un escalofrió.