LA LLAMABAN LOCA
Sonreía con su cara inexpresiva pegada al cristal de la
ventana. Los demás la ignoraban, era algo reciproco ya que también ella los
ignoraba a ellos, sabía de sobra que la llamaban loca, y le era indiferente, le
daba exactamente igual. Hacía años que dejó de preocuparse por el qué dirán.
Ella vivía a su manera, aunque lo de
vivir es un decir, simplemente se dejaba llevar. ¿Acaso vivir sin normas es
locura? No sé, puede que sí.
Era verdad que ella había amado con locura, quizás
demasiado. De su amor había hecho el único motivo de su existencia. Era apasionada,
amaba con todos los poros de su piel. Sin ninguna duda había sido una mujer
hermosa. La mirada de los ojos negros de su hombre era el oxigeno para su mente, su dosis de droga
diaria. Sus caricias, los abrazos y sus besos el sustento de su cuerpo. Él la
colmaba del néctar de la vida, con dulces palabras susurradas al oído. Ellos
dos eran puro fuego, llama viva. Nunca hubo una pareja más compenetrada y
unida.
Una mañana el se fue como siempre a su trabajo, la dejo con el
cálido sabor a miel de sus besos con los
que ella mantenía el deseo durante el largo día, todo su cuerpo anhelaba su vuelta.
A veces odiaba el trabajo que lo apartaba de ella. Otras veces se volvía a
meter en la cama, sólo para oler el
aroma del amor compartido y derramado que aun perduraba entre las sabanas. Las
horas de espera se le hacían
interminables, solo el recuerdo de las horas pasadas le hacia la espera
soportable.
Todo lo demás lo hacía como una autómata. Se dejaba llevar. Las
horas pasaban sin que hicieran mella en ella, estaba tan abstraída pensando en
sus maravillosos momentos de amor compartidos que nada ni nadie lograban
distraerla.
Aquel día, él no volvió. Ella llamo al trabajo, le dijeron
que salió a su hora, llamo a los familiares, a los amigos, a todos los
hospitales, a la policía, nadie sabía nada. Pasaron las horas sin que nada
nuevo pasara. La familia y los amigos se quedaron con ella. Estaba como loca,
no comprendía que le pudo pasar, ¿Por qué no volvía? Tenía que haberle pasado
algo muy grave, el nunca se paraba con nadie, él ansiaba su vuelta a casa tanto
como ella su regreso.
Sin embargo los interminables y largos días pasaban y la
vida seguía a su alrededor, sin que ella lo notara. A los días le siguieron las
semanas, los meses, y nadie daba señales de haberlo visto en algún sitio.
Los años pasaban sin noticias. Ella realmente, estaba muerta
en vida, pues solo malvivía, con la incertidumbre de no saber que paso ese
aciago día. A veces reía sin venir a cuento, o lloraba. Pero no estaba loca,
no, sus recuerdos y la esperanza era lo
que la mantenían viva, creía que en cualquier momento el aparecería por la
puerta y todo volvería a ser lo que fue.
Con el tiempo empezaron a llamarla loca, porque hablaba de
él en presente, como si nada hubiera pasado, se arreglaba con esmero todos los
días a la misma hora para recibirle. Cuando pasaba la hora en la que él solía
llegar, la angustia la ahogaba, y su cara se descomponía como una muñeca rota,
se encerraba en su cuarto sola con su desesperación. Todos los días se dormía abrazada
a su ropa. Sus ojos ya sin lágrimas se cerraban sin dominio. Todo su ser se
desmadejaba, como marioneta sin guía. Y así un día, y otro, y otro, y otro.
Ajena a todo lo que la rodeaba, sola con sus recuerdos.
Realmente no estaba loca de verdad, estoy segura de que no,
pero quizás la esperanza de su retorno
era para ella mucho más dulce que la triste y cruda realidad. Solo se engañaba
a sí misma, a nadie hacia daño.
6 comentarios:
Conmovedora historia, me recuerda, aunque con otro motivo, a soledad de la amada esperando el retorno del amado en 'Dª Rosita la soltera o el lenguaje de las Flores' de Lorca. No dejes de escribir. la sensibilidad derrochada a través de las palabras siempre siempre es gratificante tanto para el autor, autora, como para los ojos que de forma casual acaban leyendo. Ahora voy con prisas y apenas leo detenidamente muchas cosas q quisiera.Gracias por tu relato, Un abrazo, Conchi
Conmovedora historia, me recuerda, aunque con otro motivo, a soledad de la amada esperando el retorno del amado en 'Dª Rosita la soltera o el lenguaje de las Flores' de Lorca. No dejes de escribir. la sensibilidad derrochada a través de las palabras siempre siempre es gratificante tanto para el autor, autora, como para los ojos que de forma casual acaban leyendo. Ahora voy con prisas y apenas leo detenidamente muchas cosas q quisiera.Gracias por tu relato, Un abrazo, Conchi
Un relato bellamente esculpido, sí señora.
Sigue por ahí, Conchi.
Muchas gracias amiga Lisis, me alegro que te guste, ya sabes me encanta escribir y aunque antes, durante muchos años no tuve oportunidad de hacerlo, ni tengo una base que es la que dan los estudios, lo único cierto es que si leo mucho quizás sea eso lo que me da cierta soltura a la hora de expresarme,el que os guste a personas con la cultura que tu
tienes me hace sentirme bien y no arrepentirme de haber sido tan atrevida al exponer mis escritos a la vista publica cuando hay tantísima gente que lo hace maravillosamente bien y a la que yo admiro tanto.
Gracias.
Conchi, hija, ¿tú no has oído hablar de los "finales felices"?
¡Ay!
Es que me has dejado con un sofoco...
Espero que esa ausencia no esté basada en conocidos antecedentes de este país, porque si es así, el sofoco se me hace rabia.
En cualquier caso, tu relato me ha puesto los pelos de punta, y me ha llegado, como se suele decir, "al alma".
Se te da bien esto de escribir, afortunadamente para los que te leemos habitualmente (quizás algunos, como yo, menos habitualmente de lo que nos permite nuestro estrés de vida), así que solo me cabe agradecerte que lo compartas y animarte a continuar.
Pero no te olvides de buscar algún beso final comiendo perdices...
Enhorabuena, y gracias.
Estimado amigo José Manuel, en primer lugar gracias por tus ánimos.
La historia es ficticia pero desgraciadamente no inusual, yo lo que si conocí en mi barrio a una joven que a punto de casarse la dejo el novio, y eso la dejo muy tocada mentalmente, teniendo que estar toda su vida medicándose, pero llevas razón es mejor contar historias más alegres que para penurias ya tenemos las que nos esta dando este gobierno de mayoría absoluta, totalmente inmerecida.
Un abrazo.
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