La palabra paraíso procede del griego, “paradeises”, que a su vez procede del persa, ambos aluden a un lugar bello y agradable, o sea a un jardín. En La Biblia el paraíso, es el lugar donde se supone que dios coloco a Adán, también llamado Edén, y la morada eterna donde según la biblia vivirán solo los justos, y limpios de corazón. Luego están, los “paraísos de la corrupción”, y los “paraísos fiscales”, pero esa ya es otra historia tan larga, tan larga, como la historia de la vida. (Sigo con el tema de hoy, que tengo tendencia a irme por los cerros de Úbeda).
A principios del siglo IV, el palacio de Letrán, construido durante El Imperio Romano, situado junto a la Basílica de San Juan de Letrán, también llamado Laterano, fue cedido al Papa Constantino el Grande como sede. Años más tarde fue, el Papa Nicolás III, -Juan Galeano Orsini- quien traslado la residencia papal, a lo que hoy conocemos como el Vaticano, en el año 1279 el cual mando amurallar todo el perímetro. Así mismo ordeno plantar el primer gran jardín que se ubicó cerca de la colina de San Egido donde actualmente está el Palacete de Belvedere, y el Patio de los Museos Vaticanos. El jardín se situó sobre lo que primitivamente eran huertos y viñedos.
Los actuales se encuentran en la parte más moderna del Estado. Su extensión es de 23 hectáreas. En los comienzos del siglo XVI durante el papado de Julio II, fue remodelado según el diseño de Donato Bramante, dividiéndolo en varias partes o estilos, renacentista, barroco, jardín Italiano, y grandes laberintos de boj con terminaciones de pino piñonero, cuya forma rectangular o cuadrada son los más antiguos que se conocen. En el siglo XVIII se pone de moda el jardín francés, pasando el italiano a un segundo plano. Luis XIV, conocido popularmente como “Rey Sol” confía el diseño de los jardines de Versalles a su jardinero André Le Nötre, experto en botánica, arquitectura y pintura. El jardín francés basado en parte en el renacentista Italiano, pero mucho más abierto y asimétrico, dando una visión más amplia del conjunto desde cualquier parte. Los parterres eran recortados artesanalmente, el resultado fue magnífico, siendo copiado por toda Europa. Y como era de esperar el Vaticano no podía ser menos, incorporando el nuevo estilo a parte de sus magníficos jardines.
En el siglo XIX aparece el jardín inglés de estilo romántico, más inspirado en la naturaleza. Los parterres son eliminados y las simetrías, dando paso a espacios libres, praderas salpicadas de arboles y hermosos arbustos, lagos artificiales, y arroyuelos con puentes, templetes, senderos serpenteantes, gran variedad de flores, colocadas en apariencia natural, dando apariencia de sencillez y naturaleza en estado puro.
El enorme Jardín Vaticano, es un gran terreno rodeado de hermosos paseos, inmensos arboles traídos de todas partes del mundo, exóticos y autóctonos mediterráneos como el ciprés común, al que solo conocemos como ornamentación funeraria, y que en la antigüedad era también signo de hospitalidad, poniendo las familias en las puerta de sus casas uno a cada lado de la puerta, como señal de acogimiento. Su madera siempre ha sido muy apreciada, se cuenta, que los barcos de Alejandro Magno estaban hechos de madera de ciprés. Las puertas de la Basílica de San Pedro también. Igualmente los cedros forman parte del bello conjunto paisajístico. Otra curiosidad, que cuentan es que el arca de Noé estaba hecha de madera de cedro. (Apartando lo de las puertas de la Basílica, que se puede comprobar in situ, los otros dos ejemplos solo son suposiciones o conjeturas). Otros árboles abundan en el jardín Vaticano como; tilos, cerezos, hayas, álamos, o fresnos.
Una gran variedad de arbustos y de plantas que ofrecen hermosas flores, lo que hace que en cualquier estación del año siempre haya mantos floridos como alfombras de bonitos dibujos y sorprendente colorido, todo un regalo para la vista.
Estanques y manantiales subterráneos, fuentes, grutas artificiales con cascadas, monumentos, esculturas, antiguos muros, numerosos restos arqueológicos, etc. etc.
Al lado del jardín francés se encuentra la torre de San Juan, y el Helipuerto, igualmente dentro de los terrenos del inmenso jardín esta; la sede de la Radio Vaticana, y la Estación Ferroviaria Vaticana, y como no, lo más importante “La Banca Vaticana”.
Todo el conjunto seria un verdadero paraíso si no hubieran metido diferentes capillas y distintas imágenes de vírgenes, (siempre me ha llamado la atención por no decir que me ha chocado o más bien no he comprendido la multiplicidad de Vírgenes que la Iglesia ha creado, cuando se supone que solo es una, no cabe duda que es más rentable, pues la Iglesia no da puntadas sin hilo). Hay hasta una réplica de la gruta Massiabelle, donde según ellos se apareció La Virgen, a la niña Bernadette Soubirus, en Lourdes, Francia. Como en todos los grandes palacios que disponen de enormes jardines creados en épocas de grandes monarquías, los jardines eran solo para el uso y el recreo de unos pocos, como eran los aristócratas o la alta burguesía. Eran estos paseos de los palacios, mudos asistentes que, como dice Antonio Gala, en sus magníficos textos “Si las Piedras Hablaran” si en verdad pudieran hablar, tendrían tanto que contar, no solo en cuestiones de intrigas por el poder y la política, también en temas de amores, desamores y infidelidades, etc… Un pulmón de oxigeno y un goce visual que pocos podían disfrutar. Excepto los jardineros y los pájaros claro.
En 2010, un cinco de julio, el Papa inaugura la fuente número 100, dedicada a San José. El Papa en su discurso inaugural dijo entre otras cosas; que San José simboliza la sencillez y la humildad, en el cumplimiento de la voluntad de dios. (Sin duda cosas de las que la Iglesia carece).
Los jardines antes privados pasan hace muy poco, a ser una muestra más para el turismo, (previo pago se entiende). Lo cierto es que el “pequeño” Estado del Vaticano tiene a su disposición un gran jardín, un Paraíso en la tierra, antes, solo para los elegidos, para los iluminados por dios. Ahora, para todo el que lo quiera o pueda pagar. Faltaría más.
1 comentario:
El Paraiso ni está en el cielo ni mucho menos en los jardínes vaticanos. Sino será aquí en el futuro cercano en nuestro hermoso planeta Tierra. Claro, antes Dios tendrá que limpiarla de toda la maldad que existe sobre nuestro emfermo planeta y escoger los futuros inquilinos que "ya no harán ningún daño" al paraiso. Eso es lo que dice la Biblia en (Isaías 11:6-9) ". . .Y el lobo realmente morará por un tiempo con el cordero, y el leopardo mismo se echará con el cabrito, y el becerro y el leoncillo crinado y el animal bien alimentado todos juntos; y un simple muchachito será guía sobre ellos. 7 Y la vaca y la osa mismas pacerán; sus crías se echarán juntas. Y hasta el león comerá paja justamente como el toro. 8 Y el niño de pecho ciertamente jugará sobre el agujero de la cobra; y sobre la abertura para la luz de una culebra venenosa realmente pondrá su propia mano un niño destetado. 9 No harán ningún daño ni causarán ninguna ruina en toda mi santa montaña; porque la tierra ciertamente estará llena del conocimiento de Jehová como las aguas cubren el mismísimo mar."
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