viernes, 25 de octubre de 2013

RETAZOS 8º ÉL.


 Todas las mañanas el pasea a su amor cogida de la mano. Ella con la mirada vaga, perdida en sus desvaríos. Él  le habla, aun sabiendo que no obtendrá una respuesta coherente. Hace ya algunos años que su compañera, su amor de toda la vida, depende de su buen hacer y de su paciencia infinita.

Aquella bella e inteligente mujer de la que se enamoro, y que fue compañera en lo bueno y en lo malo. La que fue su mejor amiga y su gran amante, además de la madre de sus hijos, en pocos años se ha convertido en un ser anónimo, sin memoria. En alguien al que hay que vestir, porque si no a ella le daría igual estar desnuda que vestida. En un ser, al que hay que lavar, y obligar a comer, ya que ella no se da cuenta de si esta sucia o limpia, o de si es la hora de alimentarse.

Aquella que fue una hermosa y coqueta mujer, ya no es ni sombra de la que fuera. Ahora es como una muñeca de trapo, que confunde a sus hijos, les habla como a sus antiguos compañeros del colegio.  Casi siempre  habla en pasado, con personas desaparecidas mucho tiempo atrás, habla con amigas de la niñez y llora porque  su madre le riñe. O porque alguien le quitó su muñeca preferida.

Él la saca a pasear todos los días cuando hace buen tiempo, un rato a media mañana y otro por la tarde. La arregla, la peina y la perfuma. El tiempo y las vicisitudes les blanquearon sus cabellos, en otro tiempo del color de las castañas en otoño con reflejos caoba. Su piel, antes tersa y aceitunada, ahora luce cuarteada por el paso del tiempo. Pero él se niega a verla de esa manera prefiere seguir viéndola igual de bella, como aún la tiene en su memoria, en sus recuerdos.

Él se niega a llevarla a ninguna residencia, él quiere seguir cuidándola con su ternura habitual, hasta que pueda. Es su amada, su amor de siempre, se querían desde niños,  juntos conocieron los avatares de la vida,  tanto bueno, como malo. Y juntos todo lo superaron. Él, no quiere que nadie los separe, se niega en rotundo, quiere seguir mimando a su amada. Él quiere terminar sus días junto al amor de su vida.

-Cariño mío te voy a arreglar, que es la hora del paseo y hace un día esplendido. Ya han salido las flores del parque y está precioso ya lo verás. Te quiero, te quiero tanto, tanto. Y la besa en la boca antes de salir.

  

4 comentarios:

José Manuel Fuerte dijo...

Un ser anónimo y sin memoria, pero para él será siempre SU ser anónimo y sin memoria, su vida, su excusa para vivir, su todo. Y ella, aunque jamás lo diga ya, será capaz de sentirlo, más que los rayos de sol en el parque o el aroma del perfume que él mismo le echó. Cuando hay amor y cariño, nada lo puede parar.

Hermoso.

Conchi Carnago dijo...

Verdad, que el autentico amor se demuestra cuando las cosas vienen mal,ya sean problemas o enfermedades, y no son todas las personas capaces de hacer frente a ellas con paciencia y mucho amor tan es necesario, tiene que ser muy duro, y hay que ser muy fuerte y sacrificado para sobrellevarlo. Es cierto que en mi barrio veo a dos matrimonios con ese problema, que el la pasea todas las mañanas.

Y es verdad que siento ternura por él, pues ella solo se deja llevar.

Rafael Arjona dijo...

¡Qué hermoso tu escrito y qué emocionante, Conchi. ¡Qué bien describes la situación! He conocido a esas dos personas a través de tu texto. Un comportamiento, el de él en esta caso, que pone de relieve lo mejor de la condición humana. Y, por otra parte también, fijándonos en ella, la triste miseria que somos, de la que habitualmente no solemos ser conscientes.

Conchi Carnago dijo...

Gracias Molón, dices bien, si fuéramos conscientes de lo poco que somos, quizás seriamos mejores personas, menos ambiciosas, y más solidarias, pero desgraciadamente, no tenemos esa percepción de la realidad
o no queremos tenerla. Y en el caso de ÉL, llevas razón, el saca la humanidad en toda su dimensión, realmente me conmueve. Sera por que los años se nos están acumulando demasiado de prisa, y en nuestro fuero interno alguna que otra vez, pensamos que podríamos vernos en esa tesitura.
Un abrazo.