No es por criticar, o sí, pero el anuncio de este año de la
lotería de navidad, spot dirigido por Pablo Berger, que ha contado con la
presencia y las voces de cinco famosos cantantes, al parecer no ha sido del
agrado de una gran mayoría en la que me incluyo, si estuviésemos hablando de
una comida, diría que esta sosa e insípida, es decir que me deja indiferente e
incluso sin ganas de comérmela. Pues bien, eso es lo que pasa con el dichoso spot
que ha traído tanta controversia como todos habéis podido comprobar.
Sin duda, con más voluntad que acierto, han querido llenar
nuestros sufridos corazones a causa de la dichosa crisis provocada por otros,
pagada por todos, del espíritu navideño, que también ha funcionado otros años.
Intento fallido, pues ni dan ganas de
comprar décimos, ni consigue inculcar el ficticio espíritu navideño, que tanto
se empeñan en estas fechas en crearnos sí o sí. Y eso sin tener en cuenta que,
en tiempos de grandes recortes la necesidad hace que la gente invierta más en
los juegos de azar, con la única finalidad de paliar un poco la precariedad,
que tristemente se va acomodando en las casas, y que mayoritariamente sufren padres,
hijos y abuelos, en definitiva de miles de españoles, que poco a poco van viendo
como su estatus va cambiando a pasos agigantados.
Sin embargo creo que el resultado no ha sido el esperado, yo
diría más, nunca un anuncio había sido tan denostado, o como poco polémico, y
es que sobre gustos ya sabemos nada de nada hay escrito. Una cosa es cierta, no
tiene el encanto ni la creatividad de otros años, y eso, si ninguna duda se ha echado
en falta, es tan ficticio, que los personajes parecen sacados del museo de cera
de Madrid, y es que dan un poco de yuyu.
Si lo comparamos con los de años anteriores, está claro que
no es del agrado de la mayoría, luego la parodia está servida. Numerosos videos
para todos los gustos corren por la red, desde ponerles las voces de los Backstreet
Boys, y algunos más, pasando por uno de terror con zombis incluidos, amén de
cantidad de chistes con mayor o menor gracia, y también algunos de mal gusto.
Y es que ya estábamos acostumbrados a que la fantasía y el
ingenio, nos alegrara un poco la vista en estas fechas.
Fue en el año 1.998 cuando apareció en nuestras pantallas la
figura enigmática y seductora del señor Clive Arrindell, ¿Qué no sabéis quien
es? y si os digo “el calvo de la navidad”
claro que si, a pesar de haber pasado tiempo todos lo recordamos, él fue quien
se encargo con su mágico y suave soplido de traernos la “ilusión” la suerte, los sueños. Después vinieron otros, vamos a
recordarlos.
2.006 – “Es lo que toca”
2.007 – “La suerte es de todos”
2.008 – “En navidad todos somos un poco más humanos”
2.009 – “Hay muchas navidades pero todas están aquí”
2.010 – “Jugamos”
2.011 - “La fábrica
de sueños”
2.012 – “La fábrica de sueños”
Todos más o menos aceptables, aunque para mí los tres
últimos eran bastante buenos, tenían la originalidad necesaria para ser mágicos
y fantásticos como los cuentos, porque en el fondo todos somos un poco niños (por suerte).
Esto es solo mi humilde opinión, que nadie tiene porque
compartir, es más bien un “hablar por hablar”
o por no estar “callá”, que decía mi
madre.
En fin, que yo sigo prefiriendo al señor “Clive”, o sea “el calvo”, y de paso os deseo que se cumplan todos vuestros
sueños, y que "LA SUERTE OS ACOMPAÑE".
4 comentarios:
No hay duda, el Calvo infinitamente mejor que el bodrío que han montado este año.´Dices que los cantantes parecen sacados de un museo de cera; yo los veo más bien como de un museo de terror. Ver a Raphael (cuántos hay que no saben retirarse a tiempo) abriendo la boquita o los ojazos de la Caballé casi saliéndosele de las órbitas da verdadero pánico.
Luego, todo lo que dices acerca del mercantilismo de estas fiestas es una verdad como el Everest. Este año he empezado a escuchar villancicos en los supermercados a finales de octubre, ¡dos meses antes de las fiestas! Qué distinto de aquellos días de nuestra niñez cuando todo empezaba a partir del momento en que nos daban las vacaciones en el colegio. Un momento del año especial, corto, como deben ser los momentos especiales y, a pesar de la abundante pobreza, entrañable. Y no se trata de nostalgia. Yo no tengo ninguna. Es que esto de ahora se ha disparado de tal modo que parece que nos hemos vuelto todos locos.
Por cierto, después de un montón de años comprando un decimito, este es el primero en que no compro lotería de Navidad. Ni una participación. No me da la gana.
Jajajaja Molon, es que los personajes del museo de cera de Madrid están tan mal logrados que dan terror, por eso se me vino a la cabeza. Tienes toda la razón abusan tanto que consiguen que antes de la fecha ya estamos hasta el gorro de la empalagosa navidad. Pues casualmente este año aun no hemos comprado ningún décimo,y me lo estoy pensando,no sé si sucumbiré.
Hace años compraba participaciones en los establecimientos donde compraba habitualmente,pero eso aun en el hipotético caso de que tocara era una miseria,un día dije ya no compro más,decidimos comprar un décimo para nosotros y otro para cada uno de nuestros hijos. Este año creo que con ese dinero podemos hacer algo mejor dado que la diosa fortuna no nos ha querido regar con ese tipo de suerte.
Un abrazo amigo
Estoy contigo, Conchi.
En casa nos da miedo ver la mirada de la Caballé (¡cuánto le habrán pagado por salir ahí!) y el incombustible Raphael, con más operaciones que el rey...
Me gustaba más también a mí el calvo, más que nada porque a mí también se me caen los pelos y acabaré, más pronto que tarde, como él, pero al menos era más real.
Jajajajaj lo bueno es que a partir de hoy ya no lo veremos más hay que reconocer que ha dado mucho juego y nos hemos reído de lo lindo con el, todo hay que decirlo.
Que seas muy feliz y que tengas mucha suerte tu, y toda tu familia.
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