jueves, 4 de junio de 2015

ENARA





Enara, llegaste hace dos meses a nuestra vida colmando de felicidad nuestros corazones.  Tan pequeña y ya te haces notar, nos miras con curiosidad, la curiosidad del que todo lo extraña y quiere aprender, sin saber que lo está haciendo.

Ajena a todo, solo exige su teta, su baño, su paseo. Cuando esta incomoda saca todo el aire de sus pulmones y llora como un verraco. Cuando está tranquila y satisfecha, mira a su alrededor, con fijación, sin duda quiere conocer su entorno, el mismo que se grabara en su memoria, en su disco duro donde almacenara todas sus vivencias. Primero, las caras de sus padres, y a si, poco a poco, día a día, su pequeño cerebro se irá llenando  de personajes y lugares. ¡Cuánto le queda por aprender a mi pequeña!

Hace poco más de un año, aun no existía, ahora es un ser imprescindible en la vida de sus padres y de toda la familia.

Aún está muy lejos de saber que es un ser privilegiado, a la que no le faltará de nada, sobre todo tendrá mucho cariño. Tardará muchos años en descubrir que hay otro mundo, en el que los niños no son tan afortunados. Un mundo cruel en todos los sentidos, en el que los niños se convierten en víctimas inocentes, sólo por haber nacido en el sitio equivocado. Y lo más grave  es que se podría evitar, si hubiera voluntad de hacerlo, el mundo está lleno de riquezas, de tierra, de agua y de comida para todos, pero por desgracia no hay voluntad. Y el mundo sigue, y sigue. El ser humano no ha aprendido nada de la historia, y repite los mismos errores una y otra vez.

 Enara, pronto comprenderá, que es una niña deseada, nacida del amor, que se criará en un hogar feliz sin lujos pero confortable, que no pasará hambre, ni frío, y se dará cuenta de la suerte que ha tenido, y le dará gracias a la vida.

Mi pequeña y querida Enara, bienvenida a este mundo, y a nuestras vidas, tu personita, nos traerá grandes y divertidos momentos que todos disfrutaremos. Gracias por existir.

Enara, significa “golondrina”, espero que sea libre como ellas.




2 comentarios:

PATXI GUERRIKABEITIA dijo...

Buenas tardes, Conchi. Bonito y entrañable relato. Recuerdo cuando en nuestro pueblo los niños eran patrimonio de todos. Que fulanita no tenía suficiente teta para su bebé, ahí estaba zutanita que le daba de mamar. Desgraciadamente todo eso es historia. Recuerdo cuando casi todos los nenes teníamos un tirador. Tirábamos a todo lo que se movía, pero ¡Ojo! Las Eneras, golondrinas, eran sagradas, porque le habían quitado las espina a Jesús el Nazareno.
Los tiempos han cambiado tanto, que hasta nosotros ya no decimos aquello de que, los niños son como una esponja y un libro en blanco, ahora son un ordenador, nos ha atropellado el progreso.
Éramos niños felices, con más carencias materiales que “uno que tenía muchas” ropa zurcida y remendada, heredada de los hermanos mayores igual que los zapatos, pero, éramos felices. Recuerdo como pegábamos las naricillas en los escaparates de la Purísima y nos comíamos los pasteles con los ojos. Pero, éramos felices. Ahora, algunos más de los que nos podemos imaginar no quieren ni bocadillos de jamón.
Nosotros a nuestros hijos le enseñamos que había personas más necesitadas que nosotros y en las campañas de recogida de alimentos que hacían en el colegio ellos llevaban y entregaban las cosas.
Estamos sufriendo, yo al menos, lo hago cuando veo como llegan los barcos a las costas de Europa del sur cargados de personas de personas en busca de una vida mejor. Los políticos se pelean por ver quién los tiene que recoger. Lo voy a decir yo. Todos aquellos países que les han robado y siguen robándoles sus riquezas: Bélgica, Italia, Portugal, Francia, el Reino Unido, Alemania y España y todos aquellos que lo siguen haciendo. Que los acogieran seria de justicia, pero…
Bueno, Conchi. Salud paras poder ver crecer a tus nietos.

Conchi Carnago dijo...

Buenas tardes estimado amigo PATXI, como me gusta todo lo que cuentas pues es lo mismo que yo he vivido, recuerdo a una vecina que repartía su dulce néctar entre unos pocos niños, pero ya grandones de varios años, pues la hermosa mujer tenia leche en abundancia. Lo de las Enaras no lo sabia, no deja de ser curioso, y lo de las ropas remendadas y heredadas de los hermanos mayores, todo un clásico de nuestra época en las familias menos pudientes claro esta. Y claro que eramos felices a pesar de la escasez, quizás porque tampoco habíamos conocido ningún tipo de lujos, o porque cuando eres niño o joven sin responsabilidades la vida parece más alegre.

Yo siento la misma impotencia que tu y creo que toda la gente con conciencia, cuando vemos y escuchamos todo lo que esta pasando con esas pobres gentes, y como tu bien dices les han esquilmado todo cuanto de valor tenia y tienen, y ahora son un estorbo,una molestia, unos daños colaterales, y no no hay justicia, ni se la espera.

Un saludo y gracias por tus palabras y tus recuerdos, que han avivado los míos.