La otra noche, como otras muchas, me desvelé (será que va de regalo con los años). Cuando eso ocurre, tengo la costumbre de poner la radio, y escuchándola, logro a veces dormirme relativamente pronto. En éstas estaba, cuando me puse a reflexionar sobre los años que disfrutamos de este magnífico artefacto, y de cuantos buenos ratos nos ha hecho pasar, por eso se me ocurrió dedicarle unos modestos párrafos de agradecimiento.
Según mi querido amigo google, el 14 de Mayo del 1897 Guglielmo Marconi, dio a conocer su descubrimiento de la “telegrafía si hilos” no creo que se pudiera imaginar, que sería uno de los inventos más populares. Cincuenta años antes, ya se experimentaba con el telégrafo. Un hecho histórico que marco el nacimiento de la radio, fue el llamamiento de socorro del Titanic la desgraciada noche de 1912. En tiempos de guerra fue el principal medio de difusión.
EAJ1 Radio Barcelona, llamada la “decana” por ser la primera en emitir en España, a la que después siguieron otras muchas. En 1937 se creaba Radio Nacional, siendo montada sobre cuatro grandes camiones. Convirtiéndose en la primera de la cadena más importante de España.
La radio solo la conocíamos de verla en las películas, nadie podía imaginar que aquel artilugio, llegaría a formar una parte tan importante de nuestras vidas, ya que a través de ella estamos informados al momento de todo lo que acontece en el mundo, sea bueno o malo. También nos entretiene, nos hace reír y a veces llorar, nos acompaña en los viajes, y en las noches de insomnio. Que más se le puede pedir, y todo eso por un módico precio.
Me traslado a mi niñez, allá por los años cincuenta y cinco al sesenta. Una casa de vecinos, de bonitos patios llenos de plantas y flores, con tejados de tejas árabes, en un bonito barrio de Córdoba rodeado de un importante, Patrimonio.
Cuando la radio llegó a nuestra casa. Los primeros en comprar un aparato fueron nuestros queridos vecinos Francisco y María. En su comedor, se reunían por la tarde todas las vecinas de la casa para escuchar los seriales, que por cierto eran buenísimos, no sólo por el elenco de actores, sino porque eran adaptaciones de grandes obras literarias, de los clásicos. Me estoy refiriendo a los primeros seriales. Cuando yo salía del colegio corría a integrarme en el grupo como una escuchante más. Me gustaban mucho las historias que se contaban, e interpretaban tan maravillosamente bien, tanto que era como estar viendo una película a la que tú le podías poner cara a los intérpretes. Con el tiempo dejaron a los clásicos y poco a poco pusieron de moda los folletines radiofónicos tipo, “Ama rosa”, o “Simplemente María”, etc. perdieron mucha calidad, aunque seguramente ganaron en audiencia, como por desgracia sigue ocurriendo hoy en el caso de la televisión.
Cuando ya mis padres pudieron comprarse un aparato de radio. Recuerdo que por las noches, la ponían con el volumen bajo, para escuchar la emisora Radio España Independiente (Estación pirenaica), desde ella podían enterarse de muchas cosas que pasaban en el país y que no había manera de enterarse por otros medios. Gracias a esa emisora yo supe de esa mujer luchadora, que defendía a la clase trabajadora, Dolores Ibarruri, más conocida como “La Pasionaria”, también a Santiago Carrillo y otros muchos. Aunque yo era muy niña, me gustaba lo que oía y los comentarios que les escuchaba a mis padres cuando creían que estábamos durmiendo. Poco a poco fui tomando conciencia de la situación en España, que no tenía nada que ver con lo que en el Colegio y en la iglesia nos contaban, las versiones eran muy distintas, y poco a poco al ir creciendo, no sólo en altura sino en madurez de pensamiento, yo sacaba mis propias conclusiones. Creo que desde los diez años ya era una niña responsable, sin perder por eso la alegría ni las ganas de jugar.
Por las tardes, no recuerdo bien si sería a las siete o a las ocho, radiaban una serie que patrocinaba, creo recordar la marca “Cola Cao” esta serie, llegó a ser entrañable para todos, ya que sus textos inspirados en una familia normal de la época eran muy divertidos, me refiero a “Matilde, Perico y Periquín”, los insuperables, Juana Ginzo, Pedro Pablo Ayuso y Matilde Vilariño, eran sus principales intérpretes y como siempre estaban geniales, seguidos de un gran elenco de actores, magníficos todos. A muchos de ellos los podíamos reconocer en las películas extranjeras, ya que hacían el doblaje al castellano de las mismas, impecablemente bien. Cuando terminaban el serial de la tarde, en la emisora local, en Córdoba era EAJ-24 Radio Córdoba, que estaba ubicada en la calle Alfonso XIII, comenzaba el programa de discos dedicados, que siempre comenzaba con una jota aragonesa que dedicaba Ricardo Solanas “el chatarrero” a todos los cordobeses. El programa consistía en solicitar una canción de tu cantante preferido y dedicársela a un familiar querido, por algún motivo concreto, como por ejemplo el día de su santo, el locutor decía; “En el día de su onomástica”. Cuando algún hijo, sobrino o nieto hacía la primera comunión, decían: “De fulanito de tal a zutanito en el día más feliz de su vida”. Igualmente en los bautizos y bodas, y las incorporaciones a la mili era: “En su incorporación a filas” Las canciones que en ese momento eran más populares, y que todos tarareábamos con mayor o menor acierto, coincidían con el gusto de los solicitantes, y el resultado era una larga letanía de nombres y buenos deseos que resultaban exasperantes, que no tenías más remedio que soportar si querías escuchar la canción que previamente habían anunciado.
Algunas de las canciones más escuchadas en aquellos años, eran: “Angelitos negros” de Antonio Machín, “Tatuaje” “ojos verdes” y todo el repertorio de Doña Concha Piquer, “Soy Minero” y otras de Antonio Molina, y como no las de Lola Flores o Juanito Valderrama, todas ellas inolvidables.
En la misma emisora había un programa para niños que se llamaba “Radio Chupete”, en el cual el niño o niña que se presentaba tenía que cantar en directo una canción que él mismo elegía. El auditorio se llenaba de gente entre amigos y familiares. Entre los aprendices de cantantes, que la gran mayoría desafinaban horrorosamente, causando la hilaridad del público, no se me olvida un día que una amiga se presentó al concurso y fuimos todas las amigas a verla, ya desde el principio empezó a desafinar, no puedo expresar con palabras lo que mis amigas y yo vivimos en esos momentos, al comprobar cómo nuestra amiga desafinaba una y otra vez, no podíamos aguantar las carcajadas, y como a la vez sentíamos un gran remordimiento por reírnos de ella, queriendo evitarlo, el efecto era al contrario, más risa nos daba y más vergüenza sentíamos. Tratábamos de escondernos para que no nos pudiera ver, como nosotras no estábamos en las primeras filas, y ella, encima del escenario con los nervios, afortunadamente no se dio cuenta de nada. Aquella vez todas mojamos las bragas ¡Que recuerdos!
Después vinieron programas de humor, uno que presentaba Pepe Iglesias, y se llamaba “El Zorro” en el que imitaba muchas voces con gran éxito. Otro muy famoso el de Alberto Oliveras “Ustedes son Formidables” programa de solidaridad, en el que participaba mucha gente haciendo donaciones, pues siempre tocaban la fibra sensible de los oyentes. Boby de Glané, presentaba “Cabalgata fin de Semana” y Raúl Matas uno de música, etc.ect… la lista sería interminable.
Desde entonces la radio, ha formado, y forma parte de nuestra vida. Hoy día hay emisoras para todos los gustos, dándonos oportunidad de elegir según el momento del día, o del ánimo que tengamos. Su compañía no tiene precio pues hace que no nos sintamos solos, que no es poco. Son muchos los momentos buenos los que tengo que agradecer a la “radio”.
4 comentarios:
Muy buen escrito sobre el amor a la radio,amor que desde luego por mi parte no ha continuado a la caja tonta de la tele.
Te ha faltado indicar,como la radio servía de director de orquesta a las jovencitas y a las señoras que todas juntas acompañaban a la Marí Fé,la
Juanita Reina....Todas haciendo sus quehaceres domésticos,pero cantando
con alegría y olvidando las penas,penitas penas de aquellos tiempos.Recuer
do a mi madre,que cantaba maravillosamente y a mis primas,que también
lo hacían muy bien.Cantaban y reian,llenas de felicidad.Hermosos recuerdos
de aquellos patios vecinales y de la radio.
Tienes mucha razón ben, yo recuerdo cuando empezó Mari Fe que todas las niñas cantábamos sus apasionadas coplas,a mi me gustaba mucho cantar, y como tu bien dices mientras barría los patios, sacaba agua del magnifico pozo,que casi en todas las casas había, lavaba la ropa en la hermosa pila de piedra,regaba los patios y las macetas,todo eso cantando a pleno pulmón de un lado para otro, tan alto cantaba que un vecino que estaba siempre en la azotea de la casa de enfrente cuidando a sus pájaros, me soltaba un "olé" y ya me daba vergüenza y me callaba hasta que se me olvidaba claro. En los pisos no te atreves a cantar alto, por no molestar a los vecinos, y poco a poco vas dejando la buena costumbre de cantar, y digo buena porque cuando cantas es que te sientes bien.
En fin que eran otros tiempos, para algunas cosas mejores, para otras peores.
Gracias por perder tu tiempo leyendo un blog tan sencillo como este mio.
Un saludo ben.
O como consecuencia de aquel comentario chistoso "Se necesita criada que no sepa cantar Campanera", que también procedía de la radio. O Radio Sevilla con Rafael Santisteban, Pepe Darosa y compañía, en aquello de "Conozca usted a sus vecinos", que al igual que Radio Chupete en EAJ24, cantaban los mayores, y una vez hicieron repetir otro día a un Sr. que cantó "El maletilla" de mal.
Hoy precisamente hacen 75 años de la fundación triste porque la fecha lo fue de Radio Nacional de España. Luego estaban los anuncios, los primeros anuncios de la radio, en Radio Sevilla "¡Que llueva, que llueva, la Virgen de la Cueva...! ¿Pero si esto es el diluvio? ¡Pues comprese un paraguas en Casa de Rubio. O el patrocinio del programa Conozca usted a sus vecinos de Almacenes Puente y Pellón y Galerías San Sebastián, etc. etc. O el ¡Aquí Radio Andorra!
Qué buenos recuerdos. Un programa que tuvo mucho éxito fue Ustedes son formidables, con Alberto Oliveras. Y Otro El Zorro. Luego estaba, también clandestino: Ici París, Adelita del Campo. Cuando llegó la televisión, se creyó que la radio había terminado. Hoy, aunque a mi juicio ha perdido encanto y también calidad, sigue tenían la misma pujanza de antaño o más. Pero echo de menos aquel radio teatro, por ejemplo, y, por supuesto, los seriales que tu citas, y me sobran todas, pero todas las tertulias políticas formadas por enterados que saben de todo. Me alegro un montó de leerte, Conchi. Y ya sé, por Paco, lo jabata que estás hecha.
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