LA “GRANÁ” O GRANADA.
Hoy hemos tomado de postre granada, fruta otoñal. Hacía
mucho tiempo que no las compraba, no porque no nos guste, en realidad nos gusta
a todos, es más por la pereza a la hora de limpiarla, que tampoco es que sea
para tanto, pero si un poco más que otras frutas. En realidad las compré la
semana pasada, y le he ido dando largas. Hoy, cuando iba a coger el frutero con
las naranjas, vi en el cesto de al lado las granadas, iba a pasar de largo como
todos los días desde que las compre, pero pensé que si las dejaba mucho más se
estropearían, y no está la cosa para tirar, me paré, solté las naranjas y cogí
las granadas, las puse en la encimera y me dispuse a limpiarlas, pues si las
pongo en la mesa sin limpiar no se las come nadie, eso está claro.
Mientras estaba limpiándolas me asaltaron multitud de
recuerdos; me vi a mi misma con mi madre enseñándome a limpiarlas, me decía: -¡Niña,
no te las comas que no van a llegar a la mesa! De pronto me invadió la ternura,
las lágrimas pugnaban por salir de mis ojos, la añoranza de aquellos años se
apoderó de mis sentidos, mientras los granos saltaban sobre la fuente de porcelana
de un blanco impoluto, donde destacaba el intenso color granate de los
diminutos frutos, como gotas de sangre sobre la nieve.
Como hacía antaño, probaba de vez en cuando algún grano,
saboreando no solo su dulzor sino también los recuerdos.
Después pensé: -Sé muy poco de esta fruta, luego entrare en
Google y buscare en Wikipedia, para conocer su historia y sus propiedades. Esto
solo es una pequeña muestra.
“Este
árbol es originario de la región que abarca desde Irán hasta el norte del
Himalaya en India, y fue cultivado y naturalizado en toda la región del
Mediterráneo incluida Armenia, desde la Antigüedad. Muy apreciado en las zonas
desérticas, ya que está protegido de la desecación por su piel gruesa y
coriácea, lo que permitía que las caravanas pudieran transportar su fruta
grandes distancias, conservando sus apreciadas cualidades.
Testimonios de su
consumo se recogen en todos los documentos antiguos.
Se
sabe del cultivo de la granada, desde hace al menos 5000 años en Asia
occidental y en el Norte de África; se plantaba en los jardines colgantes de
Babilonia y se encuentra esculpido en los bajorrelieves egipcios.
Los antiguos egipcios
preparaban con su jugo un vino ligero con sabor a frambuesa.
Hipócrates
recomendaba el jugo de la granada contra la fiebre y como fortificante contra
la enfermedad.
Los
romanos conocieron la granada gracias a los fenicios que la trajeron de Fenicia
(aproximadamente en el actual Líbano) a Roma, de ahí su nombre científico de Púnica.
La
Biblia hace referencia en numerosas ocasiones a este fruto, y siempre en su
defensa.
Son
los bereberes quienes traen la fruta a Europa, y la ciudad de Granada, fundada
en el siglo X, recibió su nombre por esta fruta.
Muchos
pueblos han visto la granada como un símbolo de amor, de fertilidad y
prosperidad:
Según
la mitología griega, el primer granado fue plantado por Afrodita, la diosa
griega del amor y de la belleza, mientras que el dios del infierno Hades, le
ofreció su fruto a la bella Perséfone para seducirla.
En
Java, está asociada a ciertos ritos que acompañan el embarazo.
Como podemos ver es
muy interesante conocer el origen de las cosas, cuando las conocemos las
valoramos mejor. Si además nos traen buenos y añorados recuerdos, mucho mejor.
Desde hoy en mi casa,
la “graná” pasara a formar parte del nutrido y variado grupo del frutero
mientras dure su recolección.
Bibliografía de Wikipedia
Bibliografía de Wikipedia
4 comentarios:
Hace un par de semanas me hice con unas cuantas granadas que me dieron unos amigos de su casa, que tiene jardín frutal. Después de repartir unas pocas entre mi madre y mi suegra, las preparé tal y como lo hacía (y hace) mi madre.
Primero las desgrané, después las lavé y luego las eché en un bol con agua y azúcar. Las revolví y las dejé una media hora aproximadamente. Nos las comimos con cuchara pequeña, tomando parte del caldito dulzón y rosáceo que se le queda.
Efectivamente, como bien dices, me recordó a mi infancia ese sabor dulce y áspero, y mientras la masticaba el fruto casi crujiente, le "daba la coña" a mis hijos haciendo palabra de esos recuerdos, hasta que el mayor de mis hijos me dijo: "Papá, si ya sabemos que esto lo merendabas de chico cuando te lo ponía la abuela; no hace falta que nos lo cuentes cada vez que te comas una..."
Así que me callé, seguí comiendo y recordando mi pasado, y al cabo de un rato fui a dar cuenta de mi disfrute en el aseo más cercano.
Porque la granada tiene también esa propiedad. ¡Qué buena es para ir al baño!
Jajjajajja, pues esa propiedad no la sabia, a nosotros no nos causa ese efecto, en fin que ya veo que a ti también te trae los mismos recuerdos, de lo que me alegro ya que demuestra que los recuerdos pueden venir desde las cosas más importantes a las más simples como es una fruta.
Un abrazo.
De la granada no tengo ningún recuerdo de infancia. La gente de mi generación y del norte la descubrimos ya de adultos. No es una fruta que se cultivara en en la zona norte y por eso la granada formaba parte del concepto de "frutas exóticas".
Por cierto, supongo que ya la habéis probado con la escarola. Es una combinación riquísima.
Hola amigo Josefo, me resulta raro que no se conociera por tu tierra,aun a pesar de su antigüedad, pero seguro que por el sur tampoco llegarían algunas cosas típicas y normales en el norte, Antes solo se conocía lo que se cultivaba cerca,no era como ahora que se exporta a cualquier sona del mundo.
Es cierto que con la escarola esta exquisita.
Gracias por participar.
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