Dos columnas dos, Asturias León, y Aragón, se deslizan andando
desde sus respectivos municipios, con el solo propósito de que se cumplan unos
acuerdos, acuerdos pactados y firmados. No importa que fuera el gobierno
saliente el autor de dichos pactos, el entrante tiene la obligación legal y
moral de respetarlos. Y si ha habido verdaderas fortunas de dinero para los
bancos, y hay miles para enriquecer aun más a la Iglesia, como pueden negar
unas migajas, a todo el sector minero.
Mañana martes por la tarde las dos columnas se encontrarán,
se abrazarán, llorarán, y mezclarán sus
cansados y sudorosos cuerpos a las puertas de Madrid, formando un gran lazo de
unión. Ya todos reunidos en una sola columna harán una última marcha nocturna, entrarán
en Madrid, hasta llegar a La Puerta del Sol, será emocionante para todos, no
solo para ellos estoy segura que serán recibidos por una marea humana de solidaridad sin precedentes, que los
acompañarán hasta Sol. El resto de españoles les seguiremos con el corazón
desde nuestras casas, y nos emocionaremos con ellos, compartiendo todo lo que
podamos desde estos medios maravillosos que son lo único que tenemos para que
nuestras voces se oigan.
El gobierno con sus injustos
y continuados recortes, está consiguiendo que la “marea negra” sea un “símbolo”
para todos los españoles que han visto mermados sus derechos de forma brutal.
A lo largo de la historia los mineros han sido los que más
han luchado por los derechos de los trabajadores, a todos ellos les debemos
mucho.
A ellos hombres y mujeres, que bajan a las profundidades,
para arrancarle a la tierra pedazos de sus entrañas.
Como decía Miguel Hernández, “con cosas de varón” y yo añado, “y ovarios de mujer”.
A tantos a los que la tierra, seguramente indignada por su
intromisión en sus entrañas, se vengó cegándole sus vidas.
A todas las mujeres, madres, hijas, y nietas de mineros, que
sufrieron y sufren cada día, la larga espera de la vuelta.
Que la marea negra que envuelve España tenga mucha suerte,
porque se lo merecen, y por el ejemplo de unidad que han sabido darnos a todos
los trabajadores.
Ellos ya han cumplido su misión, ahora la pelota está en el
tejado del gobierno, espero que no sea insensible a unas peticiones más que
justas, por el bien y la estabilidad del país. La paciencia del pueblo tiene un límite, algo que olvidan los
políticos con demasiada frecuencia.
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