Despertar, con una buena noticia no es muy normal en estos
tiempos que corren. Pero esta mañana ha sido la excepción que confirma la
regla. Por fin un respiro de alivio para
las cientos de madres llamadas MADRES DE LA PLAZA DE MAYO. Años interminables
de lucha, para que se haga solo justicia, pues nunca recuperaran a sus seres
queridos, hombres y mujeres a los que les fueron arrebatadas sus jóvenes vidas, hijos que
desaparecieron de la noche a la mañana para nunca volver. Cuando estoy
escribiendo esto tengo un nudo en la garganta, solo por ponerme en la piel de
esas madres, tengo que parar, las lágrimas me impiden ver las letras, estoy
emocionada, me seco los ojos y sigo.
Hoy la justicia, esa que es tan lenta, y que a veces llega y
otras no, como en el caso de nuestra querida España. Aquí, es tabú hablar de
los crímenes del franquismo, es más la justicia recae sobre el que denuncia,
que ya es grave en sí. En esta España nuestra llevamos el paso cambiado, es
decir al revés de cualquier país democrático. También aquí les quitaban a las
madres sus hijos diciéndole que se habían muerto, aquí también hubo masacres
indiscriminadas, con la diferencia de que aquí no ha habido justicia, ni
reconocimiento de tales fechorías, nadie pidió perdón por tales actos de
barbarie, nadie ha sido juzgado, y los muertos siguen en las cunetas. Aquí
ninguno de los culpables pago por sus desmanes, algunos descansando tranquilos
en sus casas, otros el descanso eterno.
Por solidaridad con todas esas sufridoras “madres de mayo”,
al escuchar la noticia de la condena al criminal Videla, y a muchos de sus
colaboradores, tras un juicio histórico, sentí emoción y alegría por ellas por
su lucha, por el reconocimiento mundial de unos hechos tremendos que no
deberían volver a suceder, por las que han podido recuperar a sus nietos, por
los jóvenes que han recuperado su identidad, su historia.
Otros países deben tomar ejemplo. No es bueno enterrar la
historia de los pueblos, los ciudadanos tienen derecho a saber la verdad por
dura que ésta sea, no podemos ni debemos ocultar a los más jóvenes, la verdad
de unos hechos históricos, es la única forma que conozco para que no se vuelvan
a cometer.
Por todo ello como mujer y como madre, no podía dejar pasar
este día sin hacer mi pequeño homenaje a todas esas mujeres luchadoras
incansables. Mis más sinceras felicitaciones a todos los argentinos, por ser de
un país que hace justicia, lenta, muy lenta, pero como decía aquel, más vale
tarde que nunca.
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