jueves, 26 de agosto de 2010

GRACIAS A LA VIDA

Gracias a la vida que me ha dado tanto.

Medio dos luceros que cuando los abro.

Perfecto distingo lo negro del blanco.

Y en el alto cielo su fondo estrellado.

Y en las multitudes al hombre que yo amo.

Al despertarnos lo primero que hacemos es abrir los ojos, algo tan simple y rutinario y no nos paramos a pensar en lo importante que es, nos levantamos sin tropezar, porque vemos por donde pisamos, y nos miramos al espejo para asearnos, y sabemos cómo es nuestro rostro, abrimos la ventana y miramos al cielo, y a las calles, y a las gentes, los campos con su abanico de colores, de diferentes tonos de verdes, de alfombras de colores, en primavera, y dorados en verano y ocres y rojizos en otoño, también, nos deleitamos con el cromatismo del mar, y podemos leer libros maravillosos que nos trasportan a otros mundos a otras vidas, y tantas cosas más, pero sobre todo podemos ver las caras de nuestros seres más queridos. Somos Afortunados.

Gracias a la Vida que me ha dado tanto.

Me ha dado el oído que en todo su ancho.

Cada noche y días, grillos y canarios,

Martillos, turbinas, ladridos, chubascos.

Y la voz tan tierna de mi bien amado.

No, no nos damos cuenta de que podemos escuchar, las palabras cariñosas de nuestro compañero, la de nuestros hijos, desde que empiezan a balbucear, y damos gracias, por su inocencia, y oímos con deleite nuestra música preferida, y nuestras canciones, los ruidos de la calle, escuchando hemos aprendido todo porque oíamos las explicaciones, de nuestros padres y maestros, y podemos distinguir las voces unas de otras. Somos afortunados.

Gracias a la vida que me ha dado tanto.

Me ha dado el sonido y el abecedario.

Con él las palabras que pienso y declaro.

Madre, amigo, hermano, y luz alumbrando.

La ruta del alma del que estoy amando.

No nos damos cuenta, que podemos andar, porque es nuestra rutina, porque lo hacemos a diario, subimos y bajamos escaleras, andamos por calles y plazas, paseamos o corremos por la playa, pedaleamos en la bicicleta, nadamos, igualmente con nuestras manos y brazos, acariciamos y abrazamos, y al hacerlo sentimos un goce especial y tantas y tantas cosas, que no sabemos valorar. Somos afortunados.

Gracias a la vida que me ha dado tanto.

Me ha dado la marcha de mis pies cansados.

Con ellos anduve ciudades y charcos.

Playas y desiertos, montañas y llanos.

Y la casa tuya tu calle y tu patio.

Nuestro corazón late, estamos vivos. Sentimos que se ralentiza, cuando dormimos, y que se agita cuando nos emocionamos, nos duele cuando sufrimos, se desboca cuando hacemos el amor con la persona amada, es el motor de todas nuestras emociones, lo tenemos dentro, y no nos damos cuenta. Somos afortunados.

Gracias a la vida que me ha dado tanto.

Medio el corazón que agita su marco.

Cuando miro el fruto del cerebro humano.

Cuando miro al bueno tan lejos del malo.

Cuando miro al fondo de tus ojos claros.

Podemos reír, y la risa nos alegra la vida la vida, es tan importante, saber reír, y saber reírse de uno mismo, tomarse la vida con filosofía, y sentido del humor, no dar demasiada importancia a lo que realmente no la tiene, cuando hay tantas tragedias en el mundo, y tanta gente que lo pasa mal, no podemos y no debemos, creer que nuestros pequeños contratiempos, son importantes, tenemos el don de poder llorar, bendito llanto, que nos alivia las penas, aunque sigan dentro, son el bálsamo que las suaviza, también lloramos de alegría y felicidad, en ese caso nuestros ojos adquieren un brillo inusual, lloramos, reímos. Somos afortunados.

Gracias a la vida, que me ha dado tanto,

Me ha dado la risa y me ha dado el llanto.

Así yo distingo dicha de quebranto.

Los dos materiales que forman mi canto.

Y el canto de ustedes que es el mismo canto.

Y el canto de todos que es mi propio canto.

GRACIAS A LA VIDA

1 comentario:

Paco Muñoz dijo...

Como siempre precioso.

Un beso.