lunes, 16 de julio de 2012

DE LA INDIGNACIÓN HEMOS PASADO A LA REBELDIA Y LA MOVILIZACIÓN.



La gran mayoría de españoles, que ya llevábamos tiempo sufriendo de un mal llamado “indignación” por razones obvias, que todos conocemos y no voy a repetir, hemos llegado al límite de la tolerancia, después de los últimos viernes negros, y del último comunicado del gobierno del miércoles pasado, donde nos dieron “la puntilla” en términos taurinos. Hemos tocado fondo, ya no podemos soportar más vejaciones, más injusticias, más burlas descaradas, ni más tomaduras de pelo. El miércoles todos los españoles pudimos comprobar la catadura moral de unos impresentables diputados del partido gobernante, que aplaudían a su “jefe” riéndose por lo bien que lo estaba haciendo. Y una de ellos para más “inri”  se permitió el desahogo de decir “que se jodan”, una señora que es hija de padre presunto corrupto, y ella misma que presuntamente está defraudando al erario público cobrando lo que no le pertenece, tendría que caminar con la cabeza por los suelos. Todo eso pasaba cuando la gran mayoría de españoles estábamos al borde de un ataque de nervios, y negros de la indignación.

Este gobierno que durante meses, en la oposición y después en el gobierno, no se cansaba de decir que ellos no subirían el IVA, (que subir el IVA era de ser un mal gobernante), eso lo decían por activa y por pasiva, y siguieron diciéndolo cuando entraron a gobernar, y no solo fue el señor presidente, también sus más allegados colaboradores. ¿Qué ha cambiado? Por qué a Zapatero lo ponían a parir, cosa por otro lado comprensible. Pero nunca he estado de acuerdo en la forma tan indigna de hacer oposición, que han tenido, me parece sencillamente vergonzosa. Porque  una cosa es discrepar y otra el acoso y derribo sin dar soluciones sin aportar la más mínima idea ni apoyo, su deber era arrimar el hombro en un tiempo de crisis mundial. Pero no, eso era ser demasiado blando para ellos. (Sin embargo lo que ellos no hicieron, ahora se lo exigen a la oposición) sin duda doble vara de medir. Jamás en la corta historia de la democracia, un partido ha conseguido tanto con tan poco. Si la crisis en vez de estallarle al PSOE por ser el que gobernaba, hubiera sido al revés, hoy estarían gobernando los socialistas. Y no quiero defender a los socialistas porque no se lo merecen, han tenido en su mano la oportunidad de oro de cambiar muchas cosas, apoyándose en remediar la crisis, ellos podían haberlo hecho; Banca Pública, que hubiera dado crédito a los pequeños y medianos empresarios, y a los propietarios de pisos en riesgo de desahucio y suprimir de un vez por todas y para siempre, los muchos privilegios que tiene la iglesia, (no olvidemos que son miles de millones de euros) que van a parar a las arcas vaticanas. Solo con estas dos cosas hubieran demostrado su esfuerzo en hacer las cosas bien, algo mejor les hubiera ido y posiblemente no hubieran perdido el gobierno.

De todas formas, este gobierno y el anterior, se han tenido que tragar sus palabras, sin que se les caiga la cara de vergüenza, algo que yo nunca comprenderé. Si por las circunstancias, no se es capaz de buscar soluciones optimas sin dañar a los más débiles, “se dimite”, así de simple, “se dimite” una dimisión a tiempo es una victoria, un gesto que honra al que lo hace.  
¿Por qué no lo hacen? Acaso son tan ignorantes que no saben que el honor es respetar la palabra dada. Que la honradez es no quedarse con nada que no nos pertenezca, ni hayamos ganado con el sudor de nuestra frente. No lo creo, simplemente los pierde la ambición, una ambición descontrolada, sin el más mínimo de pudor.


Parece que es mucho más fácil, recortar a los funcionarios sin tener en cuenta que hay cientos que ganan menos de mil euros. Sin lugar a dudas, con estos últimos recortes (por ahora claro), las listas del INEN se incrementaran de una forma más que alarmante, será “caótica”. El deterioro de la sanidad, y de la enseñanza, pronto será patente. Habrá líos en los hospitales, y en los ambulatorios. Muchos jóvenes con talento quedaran en la cuneta por no poder pagar sus padres las matriculas de sus carreras. La ley de Dependencia, que ya de por si era corta, con estos recortes sin precedentes, y bochornosos desaparecerá. Muy pronto se verán los problemas familiares. Pero claro para ellos serán solo daños “colaterales” ¿Cuántos pequeños comercios tendrán que cerrar? Cientos de jóvenes se están yendo a otros países. Para que seguir, no voy a decir nada que no sepáis. Un gobierno que dice que hay mucho fraude, (y eso es verdad) pero contradiciéndose premia a los defraudadores, (él mismo trabajo, asesorando a los empresarios a saber cómo defraudar, ¿?
Sin duda han abierto la caja de los truenos, espero que no se quejen luego.

Esta maldita crisis que todos veíamos venir y nadie hizo nada por detener, irrumpió en nuestras humildes y tranquilas vidas, de pronto un maremágnum de subidas y bajadas de bolsa, nos castigaban en todos los telediarios, sin que comprendiéramos nada, todo nos sonaba a chino, la palabra “mercados” sonaba a todas horas. De pronto nos apareció una “prima” sin saber de qué rama de la familia era, para colmo era de “riesgo” de mucho riesgo como se comprobado después.

Con motivos sobrados el pueblo ha pasado de la indignación, a la rebeldía y a la lucha, es lo único que nos queda. Los mineros como siempre a lo largo de la historia, los primeros en tirarse a la calle a reivindicar sus derechos, ellos nos han abierto el camino, tomaremos las calles y con valentía daremos la cara y esperemos que no nos la partan. (Que esa es otra).

Nos dicen que salir a la calle no es bueno, pues la imagen que podemos dar al resto de Europa es muy mala, (no te jode) peor es la que están dando ellos.

UN GOBIENO QUE NO TIENE MISERICORDIA CON LOS MAS DÉBILES NO MERECE GOBERNAR.

1 comentario:

Paco Muñoz dijo...

Es el derecho al pataleo lo que nos queda, aunque si los que van a sufrir más toda esta estafa, pues en teoría vivirán muchos años, se indignaran de verdad esta gente no puede con un pueblo cabreado. Ningún gobierno ha podido y a la historia me remito. Pero a la escasa indignación de los verdaderamente afectados se une la resignación que es más grave. Una generación bien preparada pero cómoda, y posiblemente la culpa sea en gran parte nuestra, de las generaciones anteriores que no les inculcamos que hay que luchar por los derechos. En fin ya veremos.