Mucho se está hablando de los recortes en educación, gracias a las políticas de austeridad de los señores del PP, y no es que yo esté en desacuerdo con la austeridad no, no es eso, pero considero que dicha austeridad, tiene que hacerse en cientos de cosas superfluas en las que se malgasta el dinero público en todos los ayuntamientos, del signo que sean, me da igual, en todos hay gastos innecesarios, fáciles de suprimir, solo es cuestión de saber actuar con raciocinio y aplicar algo tan simple como son las prioridades, y la educación, junto con la sanidad es una prioridad ineludible, e insustituible.
Hay muchos gastos que se pueden suprimir sin perjuicio para nadie, porque en nada repercuten en la sociedad, simplemente es dinero tirado. Subvenciones absurdas, y no me refiero a las ayudas a los servicios sociales que esas deben ser intocables; viajes costosos, que no repercuten en ningún beneficio para la ciudades, a los que van toda una “delegación” de bastantes personas que no sirven para nada, viajando en clase preferente y parando en hoteles de lujo, todo a costa del erario público; asesores a mansalva, innecesarios, etc. etc. etc… Podríamos llenar folios enteros dedicados al despilfarro en los Ayuntamientos y Comunidades, pero el tema principal es nada más y nada menos que la “Educación”.
La educación pública en este país, aun siendo buena, es fácilmente mejorable, hay que conseguir que las clases no estén masificadas, cosa que aun no se ha conseguido. Con los citados recortes solo se conseguirá perjudicar aun más a los alumnos, sobre todo a los que más lo necesitan. Los maestros no son dioses y no se pueden multiplicar, en una clase masiva muchos niños se quedaran sin la debida atención, por falta de tiempo para atenderlos a todos, esa es la realidad. Hacen falta sumar más maestros, no restar.
Los maestros son y han sido siempre personas con vocación, comprometidas con su trabajo, y sufren con los niños que más les cuesta seguir las enseñanzas. Los docentes, al igual que los padres, tienen el sagrado deber de transmitir honestidad y responsabilidad. Es tarea ardua la enseñanza y requiere de tiempo, no es necesario ser de la profesión para saber cuán difícil es que los niños atiendan cuando algo se les explica, todos lo hemos comprobado con nuestros hijos, y no todos son iguales, cada niño es distinto, ni mejor ni peor, distintos. Una clase de más de veinte niños es difícil de atender en condiciones óptimas.
La labor del maestro, o maestra, como a mí me gusta llamarlos, es tan importante que queda en la mente de todos. ¿Quién no recuerda con cariño algún maestro? en mi caso maestras, tuve varias y cada una marcó alguna faceta de mi personalidad, los docentes son maestros del modelaje, con sus palabras moldean la limpia mente de los alumnos, la forman en los valores para hacerlos personas de bien. Las personas que han tenido unos padres preocupados por su educación y unos buenos maestros, difícilmente se apartaran del camino correcto.
Recuerdo la entrañable película, “La Lengua de las Mariposas” dirigida por José Luis Cuerda, basada en los textos del libro de cuentos del autor Manuel Rivas titulado; ¿Qué me quieres, amor? Interpretada magistralmente por el gran Fernando Fernán Gómez en el papel del maestro republicano. Esa película dejo huella en mí, la entrega del sencillo maestro de pueblo es enternecedora, su forma de enseñar y de abrirle los ojos a los niños respecto a la libertad de saber pensar por ellos mismos, era ejemplar, todos los padres estaban orgullosos del maestro. Pero la respuesta final de la gente del pueblo fue una terrible realidad, un claro ejemplo de lo que se puede conseguir cuando la gente está atemorizada. Los paisajes y el colorido impresionantemente bellos, pero el final es durísimo.
Mi opinión al respecto es la siguiente; El Estado tiene obligación de suministrar una educación de calidad y gratuita para todos los ciudadanos. De ninguna manera tiene porque sufragar o subvencionar a la privada, no me vale que los afectados digan que ellos pagan sus impuestos igual que todos. Pues no señores, todos tenemos la educación de nuestros hijos garantizada por el Estado, todos, ricos y pobres, ahora bien, los que quieran una educación de élite para sus hijos se la tendrán que costear ellos, los demás ciudadanos no tenemos que favorecerle con nuestros impuestos, entre otras cosas porque generalmente son gentes que se lo pueden permitir. El estado no favorecería a nadie en particular, todos seriamos iguales. Creo que eso sería lo justo y necesario.
Como siempre vuelvo a repetir que no estoy en posesión de la verdad, es solo mi opinión que creo es tan respetable como la de cualquiera.