El diez de noviembre de 2.017 a llegado
a este mundo un nuevo miembro de la familia, el segundo hijo de mis hijos
Gabriel y Virginia. Hace dos años y medio nos regalaron a Enara su primogénita
y ahora a su hermano Noah, nombre cuyo significado es Noé, que es
indistintamente para niño y niña, o sea que es unisex. El nombre es bonito y
pegadizo, aunque tengo que reconocer que poco usual por ahora, que todos
sabemos lo de la moda de los nombres, y si no que se lo digan a los maestr@s.
Afortunadamente todo salió bien y
ya están en su casa, su confortable hogar, con su pizpireta hermana que tras conocerlo
puso la normal cara seria que todos los niños ponen ante un personaje
desconocido, después se lo ha tomado muy bien, le habla y hace caricias, el se
pasa casi todo el día dormido con cara de estar muy satisfecho. La hermana
parece que tiene prisa porque crezca rápido para que juegue con ella, cosas de
la poca edad, ya que ella aun habla algunas cosas en clave casi ininteligible,
aunque sabe muy bien lo que quiere y lo que no, afianzando su personalidad a
pasos agigantados.
Noah, es ya el cuarto nieto,
Claudia, Alejandro, Enara, y ahora Noah. Es una gozada ver crecer la familia,
saber que cuando nosotros ya no estemos parte de nuestra sangre seguirá
viviendo en ellos, para mí esa es la única y mejor resurrección con la que
podría soñar.
Como con los anteriores nietos
tenía que escribirle unas notas, no iba a ser menos mi benjamín NOAH.
Al igual que con los anteriores
nietos mi deseo principal es que sean queridos, que no les falte de nada, y no
me refiero a lujos superfluos, solo en el sentido de lo verdaderamente
importante, y sobre todo que sean muy felices. Sé que lo serán ya que han
tenido la gran suerte de nacer fruto del amor de sus padres. Ninguno de ellos
sufrirá el desamor ni el desapego, ellos aún no saben de su suerte, solo cuando
pase el tiempo y la vida les muestre con toda su crudeza, la triste realidad
que sufren millones de niños en el mundo, un mundo que se llama civilizado,
pero que deja que se mueran de hambruna, dejan que sufran en sus carnes la
maldades de guerras provocadas por intereses, les niegan la entrada a otros
países a las familias que huyen de esas malditas guerras que otros provocan, y
que solo ellos las sufren, para ser olvidados y llamados “daños colaterales”, lo
digo siempre, pero por mucho que lo repitamos nunca lo diremos lo suficiente,
pues por desgracia los dueños del mundo no ponen ningún empeño en cambiar nada.
Me preocupa, eso sí, el mundo que
les vamos a dejar, porque sin ir más lejos ayer mismo científicos de todo el
planeta 15.000 exactamente de 184 países, han dado la voz de alarma a todos los
países para que hagan algo, para que paren esta acelerada destrucción del
planeta, aunque mucho me temo que todo seguirá igual.
Está claro que ni yo ni nadie de
mi generación lo veremos, pero eso no quita para que sufra pensando en mis
cuatro nietos, en su futuro, en su paso por este planeta llamado Tierra.
Ojala que los gobernantes de esta
tierra sean conscientes de lo tremendo que sería no poner las medidas adecuadas
para su recuperación.
Bienvenido al planeta Tierra NOAH,
bienvenido a un mundo que es y podría ser mucho mejor si todos ponemos de
nuestra parte, para que tú, y todos los de vuestra generación lo contempléis en
todo su esplendor.
Tu abuela Conchi que te quiere y
te quiso aun antes de nacer.