Si pensábamos que después de lo del señor Urdangarin, y de lo de Froilán, habíamos tocado fondo en cuanto a la familia real, estábamos muy equivocados. En el accidente del nieto, se dijo que la ausencia del rey para visitar a su nieto era debido a que el mismo le había reavivado los malos recuerdos del pasado cuando Don Juan “mató” accidentalmente a su hermano Don Alfonso, con un arma de fuego en el año 1956, (hay que ver lo que les gusta a ésta familia las armas). Con ese pasado, lo normal sería que el rey hubiera aborrecido las armas, eso sería lo más lógico, pues parece que no. Lo cierto es que no fue a ver a su nieto porque estaba bastante lejos. Con el accidente se descubrió “el pastel”, digo la mentira.
Su majestad, sí, Don Juan Carlos, el de las múltiples caídas y operaciones, “el rey patoso” como lo llamo yo. El mismo que hace pocos días dijo que “el paro juvenil le quitaba el sueño”, ese es el mismo que se va de “safari”, es decir de cacería con premeditación y alevosía, sin que nadie se entere, y nada menos que a Botswana, África, en compañía de un tal Mohamed Eyad Kayali, amigo íntimo en esas correrías, al parecer demasiado a menudo.
No tendrían que haberlo ocultado si ellos mismos, me refiero a toda la casa real, menos el rey claro, no hubieran pensado que ese viaje estaba fuera de lugar en la época de tremenda crisis que está castigando a la mayoría de los españoles.
Pero lo cierto es que él no contaba con la “providencia” o quizás ha sido, la “ira de dios” la que ha hecho que se rompa una cadera, con el único propósito de que todos los españoles nos enteremos de sus múltiples andanzas a la caza y captura de animales de grandes dimensiones, algunos en peligro de extinción, como es el caso de los pobres elefantes, ya bastante castigados por los traficantes de marfil.
¿Cuánto nos habrá costado a los españoles las múltiples cacerías? De las que por cierto poco o nada sabíamos y nunca sabremos. Se dice que ha ido invitado, no lo sé, pero cuando las invitaciones son tan costosas, aceptarlas es poco honesto y si muy inmoral, y si acaso el coste corre a cargo de erario público, con lo que está cayendo, peor me lo pones.
Tampoco está muy claro su anterior viaje a Kuwait, según la nota oficial; para impulsar las relaciones políticas y económicas con el país árabe. Sin embargo es muy sospechoso que no haya sido acompañado por lo menos de un ministro, como es lo habitual y lo exigido en el artículo 64 de la actual Constitución. Tampoco se ha dado que yo sepa ninguna información, ¿raro no?
Siempre se ha dicho que el rey tenía ciertas amistades peligrosas, y que su conducta en círculos privados era poco ejemplar. La transparencia de la corona es más que dudosa, hay una gran falta de ejemplaridad, que queda patente día a día.
Por último solo dos políticos han sido rápidos y sinceros en dar su opinión, del accidente, primero Cayo Lara, de IU que dijo muy clarito que le parecía una indecencia en estos tiempos de tantos recortes. Y esta mañana también he sabido que Tomas Gómez del PSOE, ha dicho con claridad meridiana digna de elogio, que el rey debería elegir entre sus deberes de estado o su vida privada, por lo que debería abdicar.
Así me gustan a mí los políticos, que digan bien claro lo que piensan y no se anden con paños calientes ni mareando la perdiz. Los ciudadanos lo agradecemos de verás.
Ciertamente en las últimas apariciones en público al rey se le veía muy desganado y ausente, por no decir dormido, lo que me hace pensar que lo que a él realmente lo espabila son los “safaris” para matar animales indefensos cuanto más grandes mejor, y estar lo más lejos posible del protocolo que sus obligaciones monárquicas le requieren, mientras que sea rey. Se ve que los años y la cordura le están jugando malas pasadas, si no, no se entiende, en quien debería dar muestras de austeridad y solidaridad.
Parece que la corona está tocada, y no precisamente por culpa de nadie ajena a ella, han sido ellos solitos los que les están dando una alegría tras otra a los republicanos, precisamente en el día del 81 Aniversario de la II República. O a los que sin ser republicanos son antimonárquicos que son muchos más de lo que parece.
Para terminar no puedo decir la famosa frase de “larga vida al rey” aunque no le deseo mal a nadie, pero las monarquías siempre me han parecido demasiado absurdas e innecesarias.