Enara, llegaste hace dos meses a nuestra vida colmando de
felicidad nuestros corazones. Tan
pequeña y ya te haces notar, nos miras con curiosidad, la curiosidad del que todo
lo extraña y quiere aprender, sin saber que lo está haciendo.
Ajena a todo, solo exige su teta, su baño, su paseo. Cuando
esta incomoda saca todo el aire de sus pulmones y llora como un verraco. Cuando
está tranquila y satisfecha, mira a su alrededor, con fijación, sin duda quiere
conocer su entorno, el mismo que se grabara en su memoria, en su disco duro
donde almacenara todas sus vivencias. Primero, las caras de sus padres, y a si,
poco a poco, día a día, su pequeño cerebro se irá llenando de personajes y lugares. ¡Cuánto le queda por
aprender a mi pequeña!
Hace poco más de un año, aun no existía, ahora es un ser
imprescindible en la vida de sus padres y de toda la familia.
Aún está muy lejos de saber que es un ser privilegiado, a la
que no le faltará de nada, sobre todo tendrá mucho cariño. Tardará muchos años
en descubrir que hay otro mundo, en el que los niños no son tan afortunados. Un
mundo cruel en todos los sentidos, en el que los niños se convierten en
víctimas inocentes, sólo por haber nacido en el sitio equivocado. Y lo más
grave es que se podría evitar, si
hubiera voluntad de hacerlo, el mundo está lleno de riquezas, de tierra, de agua
y de comida para todos, pero por desgracia no hay voluntad. Y el mundo sigue, y
sigue. El ser humano no ha aprendido nada de la historia, y repite los mismos
errores una y otra vez.
Enara, pronto
comprenderá, que es una niña deseada, nacida del amor, que se criará en un
hogar feliz sin lujos pero confortable, que no pasará hambre, ni frío, y se
dará cuenta de la suerte que ha tenido, y le dará gracias a la vida.
Mi pequeña y querida Enara, bienvenida a este mundo, y a
nuestras vidas, tu personita, nos traerá grandes y divertidos momentos que
todos disfrutaremos. Gracias por existir.
Enara, significa “golondrina”, espero que sea libre como
ellas.