El diez y siete del mes de marzo que mañana comenzamos, a mi compañero de toda la vida, le jubilan del trabajo obligatorio, por la edad, hasta hace poco vigente, a los sesenta y cinco. Algo que nuestros hijos no podrán hacer a esa edad. Uno de los muchos logros de la clase trabajadora, perdidos, por culpa de esta crisis infame, que parece interminable, y que solo estamos pagando los de siempre.
Conociéndolo no va a dejar de “trabajar” en los ocios que le gustan, que son muchos, y en los que no, también, como son el ayudarme a mí por mis problemas de espalda, que no es que yo me haya vuelto vaga o cómoda, no, es puro deterioro de alguien que ha trabajado mucho sin pedir nunca ayuda por ser demasiado autosuficiente, (culpa mía).
Hace años lo que se veía como muy lejano, ha llegado. Conozco algunos hombres y mujeres, que llevan muy mal lo de la jubilación, desde luego esos son, los que no se han preocupado o no han podido, enriquecer su vida llenándola de aficiones las que sean, eso da igual. No es el caso de mi compañero, afortunadamente.
En esta nueva etapa, la vida les da otra oportunidad. Muchas personas al dejar la rutina diaria después de tantos años de trabajo, sienten como un vacio, y no cabe duda de que lo es. Cuesta trabajo dejar una rutina de muchos años, viene a ser como dejar un vicio adquirido durante largo tiempo. Personas que no saben qué hacer con su tiempo libre, tiempo que marcara una etapa de declive que no tiene por qué ser mala, solo distinta.
Muchos, quizás los menos, se sienten como un barco a la deriva sin rumbo fijo, se deprimen, y se sienten perdidos. Algunos se han pasado toda la vida obedeciendo órdenes de sus superiores en el trabajo, solo tenían que hacer bien su trabajo y seguir instrucciones sin más responsabilidad. Otros al contrario, han tenido demasiadas responsabilidades, y les cuesta el no tenerlas. Ahora tienen que tomar una decisión importante la de qué hacer con el resto de su vida, con su tiempo libre, con ese tiempo del que antes no disponían, y del que son merecedores por meritos propios.
Por suerte hoy día hay muchas opciones para llenar el tiempo libre, el que no lo haga es por que decida libremente no hacer nada, que también es otra opción, es cuestión de tener inquietudes, o de no tenerlas, tan validas son unas como otras. Pero lo que es indudable es que el que enriquece su tiempo aprendiendo cosas que siempre había querido hacer, por lógica esa persona nunca se deprimirá, al contrario nace en ellas un nuevo estimulo, el de superación. Es buenísimo para mantener la memoria en perfectas condiciones, al igual que el ejercicio físico, imprescindible, los años no perdonan y los huesos se anquilosan, hay que ejercitar las articulaciones, tanto como la mente, si queremos tener una vejez medianamente digna.
Paco, mi hombre, es y ha sido siempre una persona activa, espero que siga siéndolo en su merecido “descanso oficial” ya que está trabajando desde los nueve años, que se dice muy pronto. En nuestra época, la mayoría de los niños de familias humildes, madurábamos antes, no porque fuéramos más listos sino por necesidad, las familias no podían costear estudios a sus hijos por muy inteligentes que estos fueran. Con todo el dolor que suponía para un padre y una madre tener que poner a su hijo a trabajar siendo aun un niño, y máximo, si intuían que el niño por su inteligencia, merecía la oportunidad que ellos no podían darle.
Yo misma puedo decir que llevaba la casa con tan solo once años, y no por comodidad de mi madre, pobrecita bastante sufría ella, sino porque estaba muy delicada de salud, y yo era la única hembra. En esos años estaba mal visto que los hombres hicieran faenas del hogar, como si eso fuera una deshonra para su masculinidad. A los chicos los ponían de aprendices de algún oficio, y a las niñas a servir, en muchos casos solo por un plato de comida. ¡Cuántos talentos desaprovechados en esos años!
Los que sufrimos de una niñez mutilada y de una madurez prematura, nos indignamos cuando ahora con el achaque de la crisis, quieren recortar en lo mejor que tenemos la sanidad y la educación pública.
Y no puedo terminar sin decir que hay miles de mujeres que “nunca” se jubilan, porque todavía hay hombres que son muy “machos” y el trabajo de casa según ellos, es de uso exclusivo de la mujer. Por eso la jubilación debe ser compartida, desde aquí reclamo mi derecho.
POSDATA; Paco esto no va por ti, que ya llevas años ayudándome, y sé que ahora con más tiempo seguirás haciéndolo. Piensa que inicias un tramo más del largo camino ya vivido, con otras nuevas oportunidades, con el orgullo de haber contribuido con tu laboriosidad a la comunidad.
Tanto tus hijos como yo, estamos orgullosos de ti, en tu larga trayectoria obrera, has pasado por muchos trabajos, y en todos has dejado huella por tu valía, pero lo más importante para nosotros, es que siempre has sido una persona totalmente íntegra, eso, sin ningún tipo de duda, es lo más importante.
Te deseo una muy larga y fructífera etapa en tu nuevo estado.
Que el tren de la vida, ese tren que nos ha llevado por tantas vivencias y estaciones emocionales, nos siga llevando por el tiempo que la vida nos tenga deparado, por supuesto, en la mejor de las condiciones.
TE QUIERO MUCHO “COMPAÑERO”, EL CAMINO HA SIDO LARGO, PERO CONFIEMOS QUE DURE UNOS KILÓMETROS MÁS.