domingo, 25 de julio de 2021

 

POR TODOS LOS HOMBRES Y MUJERES QUE ARRIESGAN SU VIDA EN BUSCA DE UNA QUIMERA, Y DE LOS DRAMAS PERSONALES DE MILES DE PERSONAS EN LA INDIGENCIA.

 

La otra noche,  en unas horas de insomnio, como tantas otras, acudí a una de mis distracciones  favoritas,  la Radio, en concreto el programa llamado,  HABLAR POR HABLAR, (creo que ya no existe) ahora a la misma hora hay uno muy entretenido llamado el  “El Faro” y los participantes “fareros” que emite  la cadena SER favorita junto a Radio Nacional.

 

En las noches de obligado insomnio, digo obligado por que no es voluntario, viene sin avisar y se queda sin que nadie lo haya invitado, a esa horas casi siempre las mismas, son las que justamente coinciden con el horario de ese ya antiguo programa, que sirve de consuelo y paño de lágrimas a cientos de personas a las que la vida las ha puesto a prueba.  A veces no puedo con el dolor ajeno, y cambio de canal.

 

Quien lo haya escuchado alguna vez, sabe que es un programa donde predominan el sentimiento  y el dolor de muchas personas que solo buscan un desahogo a su soledad, o a sus numerosos problemas. El programa consiste en llamar  y contar  cada cual sus preocupaciones, esperar unas palabras de consuelo, o un buen consejo de algún oyente que haya pasado por su mismo problema. Siempre hay gente que contesta, dándole ánimo o algún consejo. Algunos desde la experiencia de haber pasado por situaciones parecidas.

 

Ciertamente es muy difícil conciliar el sueño, escuchando a tantas personas contar sus problemas, miedos y temores, ya sean temas de trabajo, enfermedades, o de amores y desamores. Es increíble la cantidad de historias conmovedoras que cuentan algunos/as. No cabe duda que la frase “La realidad supera la ficción”, es totalmente cierta.

 

No es ni la primera vez, ni será la última, que algunas historias me han hecho llorar. Por un lado sientes que no debes escuchar algo que te hace sufrir, y por otro, también creo que tener los pies en la tierra, nos hace valorar más lo que tenemos. Ante tanto drama, es difícil no pensar que a veces nos quejamos de vicio, aunque por otro lado, siempre se ha dicho “que mal de muchos consuelo de tontos”,  o “quien no se consuela es porque no quiere”, sin duda frases hechas, que de nada nos sirven, y es que a cada cual le duele lo suyo. Cosa por otra parte más que lógica.

 

Entre otros muchos, llamo una señora mayor que se expresaba bastante bien y con la que me sentí totalmente identificada, nos recordó la reciente y dramática tragedia  de Lampedusa. Un caso que nos han conmovido a toda la gente con “humanidad” por su significado. El naufragio, aunque no es ni el primero ni será el último,  desgraciadamente, es tan conmovedor, que hay que ser muy mala persona para no emocionarse  y al mismo tiempo indignarse porque las naciones no  hagan algo efectivo. El mar con todo su inmenso poder se ha apoderado de una mayoría de ellos, como un gran dragón insaciable, los ha deglutido. Los otros, los rescatados, solo son números. Una verdad horrible y cruel.

 

Otro caso que también mencionó esta amable y educada señora, y que nos ha conmovido especialmente, es el del chico polaco, al que al parecer no le atendieron en el hospital  como lo que era, un moribundo. Y que murió pocas horas después en un comedor social en espera de un plato de comida caliente que llevarse al estómago.  Y en esas falleció, sin consuelo de nadie, pues imagino que los demás estarían impacientes en la cola, por la misma urgente necesidad.

 

Yo me pregunto, ¿Qué clase de médico deja a un paciente en esas circunstancias? una persona, que se encuentra tan mal y que según los datos pesaba treinta kilos, ¡Por dios bendito! ¿Qué fue lo que no vio ese médico?  Que los medios con los recortes escasean, vale, y que seguro que tienen órdenes especificas para los inmigrantes, no lo dudo, pero el deber de un medico es ayudar sobre todo a personas cuyo estado es tan lamentable, que es inhumano dejarlo tirado en la calle, como a un perro callejero.

 

En este caso, y siempre desde mi punto de vista, hay una clara culpa no solo de las infames restricciones causadas por esta crisis, que por cierto, no la hemos creado nosotros, como querían hacernos creer, también ha habido una gran falta de humanidad, por el personal responsable del hospital. Y a eso precisamente se refería la citada señora, a la falta de esa empatía que se está apoderando de nosotros, a ese no querer saber nada de los problemas de los demás.

 

Hoy he escuchado en las noticias unas palabras del famoso por bonachón “Padre Pateras” que de esas historias sabe un montón, sin duda más que nadie. El buen hombre, dijo con toda la razón (que lo injusto son las normas y leyes que prohíben a cualquier persona que socorra o de amparo en su casa a cualquier sin papeles, bajo pena de multa). Algo fuera de toda lógica humanitaria, leyes que sin duda él no sigue, son muchas las personas que lleva acogiendo en su propia casa, desde hace bastantes años. Imagino que ahora estará desbordado, sin duda este buen señor si practica el auténtico cristianismo.

 

Pensad por un momento (yo ya lo hago siempre), que ese chico podía haber sido un hijo mío, o vuestro.  Sin duda se ha tenido que sentir muy solo, y perdido en un lugar del mundo, lejos de familia y amigos, y que por alguna razón no ha tenido suerte, no todos la tienen. Cuántos miles de jóvenes bien preparados están emigrando diariamente. Los que se van con contratos, mucho mejor, pero todos sabemos que una gran mayoría se van a la aventura. Cuántos de ellos tendrán suerte, y cuántos se verán solos y desprotegidos. Afortunadamente no es el caso más común, que nadie se alarme.

 

Estamos sufriendo una crisis mucho peor que la monetaria, para mi mucho más grave, es la de la insensibilidad  por los  más desvalidos. El pasar de largo, para que no nos salpique. ¡Mientras que no nos toque! El cerrar los ojos ante tanta injusticia.

 

Desde este mi humilde blog un gran abrazo solidario, para todos los que buscando un futuro mejor se aleja del hogar que los vio crecer.

 

 Mucha suerte para todos.

 

En fin que esto es HABLAR POR HABLAR, o reflexiones de una madre y abuela que no quiere para los demás lo que no quiere para los suyos ni para sí misma.

 

 

 

 

 

sábado, 10 de julio de 2021

CARTAS A OLIVIA. SERIE RETAZOS.

 

RETAZOS

CARTAS A OLIVIA

Julia era una mujer madura de apariencia aun joven. Vivía sola y trabajaba de secretaria en unas grandes oficinas, Julia, estaba muy preparada ya que además de su carrera, sabía varios idiomas, era muy formal y trabajadora.

 Para los compañeras/os Julia, era “una tipa rara” o eso era lo que decían de ella a sus espaldas, y en parte llevaban razón, ya que procuraba aislarse lo más posible del resto, al parecer amaba demasiado la soledad y su privacidad. Cumplía a la perfección con su trabajo, pero nunca quedaba con nadie al salir ni acudía alguna celebración, no aceptaba ningún tipo de bromas. Tampoco le conocían ningún romance, ni novios o amigos íntimos. Lo dicho la consideraba, una “tipa rara”.

Lo que nadie conocía eran los  motivos, de su actitud tan arisca y extraña, porque a nadie se los conto, ya que para ella su intimidad era sagrada.

Julia había sido madre a los 15 años gracias a un hombre sin escrúpulos, amigo de la familia, para más inri. Había tenido una niña, a la que por decisión de la familia habían dado en adopción.  La familia temiendo el escándalo, y la deshonra, dispusieron de ambas a su antojo, Julia,  apenas se dio cuenta de nada, era aun tan niña, y entre el trauma primero por el embarazo no deseado, del que se dieron cuenta demasiado tarde, para Julia todo aquello, le era ajeno, había pasado por encima de ella como una pesadilla, los meses de embarazo, fueron un calvario, veía como su joven y liso vientre se iba hinchando, sin poder hacer nada. La apartaron de sus amigas, se la llevaron a una casa de campo, se sintió sola, y asustada, ni tan siquiera comprendía nada.

Cuando todo aquello acabo y ella se recupero, sintió un irresistible  instinto maternal, a pesar de su corta edad, quiso que le devolvieran a su hija, les amenazo con irse de casa pero todo fue inútil, se juro así misma que se iría cuando cumpliera la mayoría de edad y estuviera preparada.

Julia nunca fue la misma, había perdido las ilusiones y la alegría propia de sus años. Se centro solo en estudiar, y estudiar, cuando estuvo preparada se fue sin tan siquiera despedirse, jamás les perdonaría.

Julia todas las noches escribía unas líneas en su diario, dirigidas a su hija, su hija Olivia, era el nombre con el que decidió llamarla para pensar en ella, para escribirle, y quien sabe quizás algún día encontrarla.

“Querida Olivia soy Julia tu madre biológica, quiero que sepas que nunca, nunca quise apartarte de mí, y no sabes cómo sufro por lo ocurrido, por no haber reaccionado a tiempo. Siento un dolor inmenso, y quiero que sepas lo arrepentida que estoy, que no hay un solo día en que no me acuerde de ti, de tantas cosas que me estoy perdiendo, tus risas, tus abrazos y  caricias, tus llantos, tus calenturas, tus caídas, tu mirada, tus cumpleaños, tus juegos, tu cariño. Mi niña, mi pequeña, Olivia.

“Querida Olivia, te imagino parecida a mí con tus años, tu pelo rubio ensortijado recogido con un lazo rojo, corriendo por el parque con otros niños, y yo mirándote jugar embelesada. Pensando que Jamás hubo una niña más linda que tu”. Mi pequeña, buenas noches tesoro.

Y así un día y otro, y otro.

Querida Olivia hoy es tu cumple años, ya haces 12 años, eres casi una mujercita, espero que seas muy feliz allá donde estés. No tengas prisa por conocer el amor que llegara a su debido tiempo, no quiero que te pase como a mí, serias desgraciada, aunque si yo hubiera tenido una madre de verdad y que me hubiera apoyado, ahora tu estarías conmigo, no supe reaccionar a tiempo.  Lo siento mucho, tesoro.

Julia, cada día y cada cumpleaños, le compraba algo según la edad, y lo guardaba todo en un armario con su nombre, las cartas y los regalos, se sentía feliz haciéndolo.  

Ese era el secreto que Julia guardaba, y por el que se comportaba de un modo un tanto raro a pesar de ser cortes, y por el que no había rehecho su vida.

Julia se hacía mayor pero nunca perdió la esperanza de encontrarla, aunque por más que había buscado y pagado porque la encontrara sus pesquisas nunca dieron frutos.

Olivia, era su único amor, y su secreto mejor guardado.

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Esta historia inventada podría ser la de cualquier chica de su edad, a la que sus padres no solo no apoyaron, sino que decidieron por ellas más por hipocresía y por el qué dirán que pudo más que la felicidad de sus hijas que hubiese sido plena de haber podido criar a sus pequeños, incluso esos abuelos hubieran sido más felices ayudando a sus hijas en la crianza de un bebe, que es el regalo más hermoso que la vida nos regala. Cuantos padres insensibles  sucumbieron a tal perversión de arrancar a una criatura inocente de su madre biológica.