Os preguntareis ¿preparada para qué? Lo diré de la manera más clara posible, para “pasar a mejor vida”. Esa frase hecha que todos conocemos y que yo personalmente no sé, de quién es, pues reconozco ser una gran ignorante, puede que sea anónima o más que probable que saliera de la boca de Jesús, o de Ala, o de Buda, vete tú a saber, ya que todas las religiones tienen la misma base con distintos nombres y rituales. No conozco la trayectoria de las demás religiones, aunque supongo que en todas partes cuecen habas, pero la de la Iglesia Católica, a lo largo de la historia, no tiene nada que ver pero nada de nada con los principios básicos que dicen que predicó Jesucristo, de caridad, justicia, comprensión, austeridad, y sobre todo perdón.
Creo que en todas hay un gran porcentaje de fanatismo. Sólo hay que repasar la historia para saber las barbaridades que se han cometido en el nombre de “Dios”, y el atesoramiento desorbitado y vergonzoso de la Iglesia Católica con el paso de los años. Yo que no entiendo de grandes finanzas, estoy completamente segura, que con una mínima parte de las riquezas del Vaticano se podría acabar con el hambre en el mundo, pero claro, eso sería restar dividendos al gran negocio, hecho a costa de la necesidad que tenemos los humanos, de creer que alguien nos puede solucionar los problemas, o curar nuestras enfermedades, o la de nuestros seres más queridos.
Creo que fue Antonio Gala quién dijo “que hablaba con Dios sin intermediarios”. Esta sería una buena solución para no incrementar sus arcas, y otra mucho más efectiva sería que, tuviéramos unos gobernantes valientes y que de una vez por todas les retiraran todos los privilegios, que son muchos, y con los dineros que año tras año no se recaudan, se podrían cubrir muchas necesidades sociales.
En fin, que me indigno, y como no es ese el tema, de este pequeño relato, y ni tan siquiera me había planteado mencionar a la Iglesia, pero es bien cierto que cuando te pones a escribir algo, siempre surgen cosas que en principio no tenías en mente, pero surgen y ahí se quedan. Trataré de no volver a desviarme del tema.
Es algo que tenía en mente hacer desde que en el 2003, se aprobó el Decreto Ley que regula la Declaración de Voluntad Vital anticipada en Andalucía. Cuando salió a la luz la noticia, en todos los medios, me dije a mi misma que tenía que hacerlo, pero como tantas veces, con otras tantas cosas que dejamos pasar casi siempre por desidia, pero que estamos firmemente convencidos de querer hacerlas.
Cuando el dramático caso de “Eluana”, la chica italiana que llevaba diecisiete años en estado vegetativo, deteriorándose su cuerpo de una manera antinatural e inhumana, y que todos hemos podido leer y escuchar en todo tipo de medios de comunicación, las numerosas polémicas a favor y en contra de la eutanasia. Como podéis imaginar a raíz de lo que llevo escrito estoy totalmente a favor, lo cual no me impide ser respetuosa con los que no lo están, a los que de ninguna manera les incitaría a cambiar de opinión, pero el mismo respeto y tolerancia exijo para mí y para todas las personas que deseamos tener “una muerte digna”, frase que dicen no entender los que están en contra, y es curioso porque yo, desde muy joven, casi niña aún, y sin que nadie me explicara nada al respecto lo he tenido bastante claro.
Confío plenamente en la ciencia; soy partidaria de la investigación con células madre; y de todo lo que signifique avances para dar mejor calidad de vida a las personas, pero cuando por desgracia, esta misma ciencia ya no pueda hacer nada por la persona, que está clínicamente muerta, la dejen descansar en paz para siempre y no la mantengan con ningún tipo de artilugios, por muy modernos que estos sean. Para mí eso sería lo lógico, lo humano y lo más natural, y por qué no lo más cristiano.
Creo firmemente que nadie tiene derecho a decidir por mí, y no se lo permito ni a mi familia, y para que no haya ningún tipo de duda he querido hacerlo oficial, ya que la ley me lo permite y siempre lo he tenido claro, el caso de Eluana sólo contribuyó a no demorarlo por más tiempo.
El día que firme los documentos me sentí realmente bien, como si me hubiera quitado un gran peso de encima, estaba satisfecha y muy segura de haber dejado muy claro mi voluntad, también la que de que llegado el momento del final de mi paso por la vida, sean utilizados todos mis órganos vitales, que lógicamente sean aprovechables, para dar la oportunidad a otras personas de tener mejor calidad de vida y también para la investigación. EL simple hecho de dejarlo por escrito, firmado y con testigos, me reconfortó enormemente. Una semana más tarde también lo hizo mi marido, y se lo comunicamos a nuestros hijos que respetaron nuestra decisión, ya que los hemos educado en el respeto y la tolerancia.
Afortunadamente gozo de buena salud, con los achaques propios de la edad, y no les quepa la menor duda de que no tengo ninguna prisa por dejar este mundo, pero cuando llegue el momento estaré preparada.
Pero tampoco penséis que soy una mujer valiente o quizá una inconsciente, ninguna de las dos cosas, tan solo es, que a lo largo de los muchos años ya vividos, he tenido tiempo de ir asimilándolo, no ha sido fácil, he tenido que luchar sola tratando de razonar, primero que es ley de vida, que nacemos y morimos, y no sabemos ni cuándo ni cómo, y sí aceptas que eso no está en nuestras manos poder cambiarlo, y que es absurdo vivir asustados y sentir el lógico miedo a lo desconocido, sólo entonces dejas de pensar en ello y te dedicas a vivir la vida lo mejor posible.
Lo que si me gustaría es saberlo con un mínimo de tiempo, para poder transmitir a los míos la aceptación de un hecho tan natural con paz y serenidad.
Rogarles por favor que sean felices, que intenten recordar sólo lo bueno que les pase en la vida, de lo malo y los errores lo justo para no volver a cometerlos, que afronten la vida con valentía y sobre todo con optimismo.
Y por último, que mis cenizas las esparzan en algún lugar solitario y bonito de nuestra sierra cordobesa.
Quiero poner este escrito en mi blog, por si a alguien de los que puedan leerlo, le pudiera servir de orientación, no para convencerlos de nada, esto es muy personal, e intransferible.