Hoy cumple mi blog, dos años, el año pasado me olvide, me
falló mi estado neuronal, cada vez más deteriorado. Éste, he procurado
recordarlo con el tiempo suficiente de celebrarlo haciendo una entrada
especial. Más que nada por aquello del cariño, que le tomamos a las cosas que hacemos y nos aportan satisfacciones
personales.
Decidí abrir un blog, con el único fin de dar rienda suelta
a mi afición por escribir, y a dejar almacenado todos mis escritos, para
que el día de mañana mis nietos tengan una idea de cómo era realmente su
abuela Conchi, a través de los artículos personales, algunos relatos, y otras
cosas que estoy empezando a poner con el sobrenombre de RETAZOS, con los que me
siento bien escribiéndolos. En el fondo no creí que tuviera capacidad para
llenar mucho espacio. Empecé con miedo, no al ridículo, que eso me da igual,
sino a no ser capaz de desarrollar mínimamente una afición que siempre he
tenido. Me pasó igual con la pintura, y el resultado fue positivo, o al menos
eso creo.
En estos ciento cinco artículos creo que he hecho
comentarios sobre todo. Siempre desde mi óptica, sin ninguna pretensión que no
sea la del entretenimiento, y sin tener nunca la certeza de estar en posición
de la verdad, faltaría más.
Desde estas páginas virtuales, he alabado la belleza de las
estaciones del año. He escrito de mi afición por la copla, más que nada por los
recuerdos que al oírlas retornan a mi mente, aunque reconozco que la gran
mayoría son de un machismo trasnochado que da pavor. A la importancia de los olores y sabores, en nuestra vida. A mi
admirado Miguel Hernández, el poeta del pueblo, y el que más ha logrado
emocionarme. A Charles Dikens en el doscientos aniversario de su muerte. A la recuperación
de la memoria histórica, un tema que no se ha cerrado como debiera. De la política
y de los políticos, he sido dura con ellos, pues no soporto que nos mientan una
y otra vez. De las elecciones y del injusto sistema de la Ley D’Hont. Del 15 M,
un nuevo movimiento que surgió como el Ave Fénix para insuflarnos la esperanza
que teníamos perdida o, como poco, dormida.
Como no podía ser de otra manera, de la Curia Vaticana y sus barbaries a
lo largo de la historia, y de cómo ellos por motu proprio no renuncian a sus privilegios, mientras una gran parte de la sociedad está
pasando hambre y vive de la caridad, mientras ellos se embolsan miles de euros
al año, —es una vergüenza—. Me gustó, el artículo que salió titulado “De
religión cristiana” en la que cuento mi trayectoria de cristianismo obligado en
mi época, y mi posterior desapego por la lógica de los razonamientos históricos.
Del maltrato, una lacra que desgraciadamente, no se acaba nunca. De la
importancia de las huelgas para los
derechos de los trabajadores, donde siempre son los mineros, los más valientes
y reivindicativos del proletariado. Del rescate de los mineros tras el terrible
accidente de la mina de San José en
Chile. De los derechos de los niños, que sistemáticamente incumplen los estados
sin que nadie page por ello. Del miedo y las fobias. De los eufemismos del
gobierno. De Cádiz de su ingenio, y la Pepa. De la navidad, de la semana santa,
de las ferias, y del carnaval, siempre desde la óptica de mis recuerdos. Con
“El Tren de la Vida” hago un repaso por las oportunidades que la vida nos
concede, y de cómo vamos cargando nuestro –vagones- nuestra vida, de personas
queridas y de más responsabilidades. De lo poco que ha cambiado el género humano, pues se siguen cometiendo los mismos
errores. De la ambición por el poder. De la justicia y de la injusticia. De las
madres llamadas -pateras- que arriesgan su vida para que sus hijos tengan una
vida mejor que la suya. De mi testamento
vital, en el explico que estoy preparada, y mi decisión de no querer vivir
artificialmente, además de mi consentimiento de donar los órganos servibles. etc.
etc. etc.…
Como no podía ser de otra manera, también he hablado varias
veces con orgullo de mis seres queridos, mis hijos y nietos, del hombre con el
que he pasado la mayor parte de mi vida, Paco. De la casa donde me crié, y de
la forma de vida de aquel tiempo. Y como no, de mis padres, a los que les debo
no solo la vida sino una forma de ser.
Mi padre el hombre más trabajador y honrado que ha parido madre, de él me viene la afición por
todas las artes manuales, él era un gran maestro, y un gran defensor a ultranza de
las injusticias. Y qué decir de mi madre, la vida le puso muchas trabas, pero
era inteligente, y luchadora, de ella aprendí además de la afición por la
lectura, a ser sensata, y realista, además del arte de la cocina, entre otras
muchas cosas.
Estoy feliz de haber sido atrevida. Sé que lo que escribo no
es para tirar cohetes, pero para mí significa mucho, una mujer mayor y sin
estudios. Me siento bien conmigo misma que es lo importante. Y espero no haber
ofendido nunca a nadie, de los que gentilmente tienen la deferencia de leerme,
cosa que agradezco, pues nunca pensé que nadie se pudiera interesar por mis
sinceros y humildes escritos. Puede que alguna vez se me haya pasado alguna
falta de ortografía, si ha sido así, pido disculpas. Lo malo es que mis cansadas neuronas no
retienen la información que le mando una y otra vez pero estoy en ello.
Gracias a todos los
que en algún momento me habéis dado animo.
Mientras que el cuerpo aguante, –espero que sea mucho—RESISTIRÉ.