Comienzo con una cita de Franklin Delano Roosevelt. “De nada se ha de tener tanto miedo, como del miedo”.
A nadie nos gusta tener miedo, pero todos lo sufrimos en algún momento de nuestra vida, mejor dicho, en muchos momentos. El miedo, lo sentimos como una opresión en el pecho que nos paraliza, y hace que no podamos pensar en otra cosa que no sea el motivo de nuestro miedo. Distrayéndonos de nuestros hábitos diarios. Consiguiendo obsesionarnos. Es tan variado que podemos tener miedo de muchas cosas. También llamadas fobias. Solo hablaré de las más comunes, desde mi óptica
El miedo a la enfermedad, es uno de los más frecuentes. Hay ocasiones en las que el miedo es justificado, no así en otras, en las que solo es sugestivo, y el sujeto es llamado “hipocondriaco”. Parecido pero más justificable es el miedo, al dolor físico. Lamento decirlo, pero por desgracia lo he sufrido en carne propia. En forma de “Contractura muscular” en la espalda. Horrible, desesperante, os lo puedo asegurar, en mi caso dura unos dos días, dos días sin que ningún medicamento lo mitigue, excepto el masaje, de tal manera que tengo a Paco todo el día y la noche ejerciendo de fisioterapeuta, es un dolor de rabia. No es para tenerle miedo, sino pánico, que es otra versión más aguda que el propio miedo.
El miedo a perder el trabajo, es bastante frecuente y mucho más realista y común, en tiempos de crisis como la actual, en la que nadie está a salvo de un despido, justificado, o improcedente. ¿Quién no ha tenido alguna vez miedo a viajar en avión? estoy segura que muy pocos pueden decir que no.
El miedo de muchas personas a relacionarse con la gente, o a comprometerse con una persona en concreto, teniendo siempre dudas, por miedo a equivocarse, en estos casos, creo yo, es más bien cobardía. Aunque se llama “Antropofobia”.
El miedo a hacer el ridículo está muy acusado en algunas personas, y este miedo les priva de hacer una vida normal en libertad. Pues puede más la opinión que de ellas puedan tener los demás. No pueden, o no saben, desconectarse de ese pensamiento que les reprime sus verdaderos deseos, y su autentica valía.
El miedo a hablar en público, es muy común, lo sufren muchos universitarios y profesores, incluso conferenciantes que ven estropeado un buen trabajo, por no haberlo sabido defender con seguridad, soltura, decisión. Y sí, con titubeos que hacen poco creíble el discurso. Que de no ser por ese miedo, seguramente hubiese sido esplendido. Se llama "Lalofobia". Son desplazados a veces por otros personajes de menos valía pero de verbo fácil y más seguros de sí mismos.
La mayoría de las mujeres tenemos miedo a parir, porque es algo desconocido, y porque hemos escuchado diferentes casos o versiones de todo tipo. Tememos que el niño nazca con algún defecto, solo respiramos tranquilas cuando nos lo enseñan, y comprobamos que todo está perfecto. También sufrimos pensando ¿seré buena madre? o ¿buen padre? Ya que el miedo no tiene sexo, es algo innato en el ser humano.
El miedo, excesivo de algunos padres a todo lo relacionado con los hijos, desde que nacen hasta que se hacen mayores, ese miedo se puede transmitir a los hijos, no por eso se quieren más, muy al contrario, se les está haciendo un daño irreparable, sobretodo en casos de personas con poca personalidad. La obsesión de los padres por que le hagan daño, se la transmiten a sus vástagos. Luego el efecto es contraproducente.
El que tiene miedo a los espacios cerrados, padece de “Claustrofobia”. Y el que padece miedo a los espacios en altura, sufre de “Aeroacrofobia”, a los espacios abiertos “Agorafobia”. “Hidrofobia” el que tiene miedo al agua, (ese sí que tiene un gran problema) o quizás tendríamos que decir que el problema lo tienen los allegados que sufren sus efluvios. Estos son más comunes de lo que nos pensamos.
La “Autofobia” es el miedo a quedarse solo. “Aracnofobia”los que vimos la película del mismo nombre sabemos que es el miedo a las arañas o arácnidos. “Astrafobia” a las tormentas. Aquí tengo que hacer un alto, para recordar a mi tía Magdalena, hermana de mi padre, se quedo viuda muy joven, y cuando los hijos se casaron, pues solo nos tenía a nosotros que vivíamos en la misma casa, ella en la planta alta. Los días de tormenta, siempre se presentaba en nuestras habitaciones con la cara descompuesta, y rezando aquello de “Santa Barbará Bendita” y no recuerdo muy bien como terminaba. Nosotros que ninguno éramos temerosos de relámpagos ni de truenos nos daba la risa, cosa que la sacaba de quicio a la pobre.
Otra muy curiosa, “Crometofobia” ¿a que no saben qué es? Miedo al dinero y valores de capital. ¿A que no conocéis a nadie que sufra esta fobia? Lo mismo pienso yo.
Esta la pongo aparte, porque es genial, “Hipopotomonstruosesquipedalofobia” como se os a quedao el cuerpo, ¡a cuadros verdad! Pues significa miedo a las palabras largas. ¡No me extraña si son como esa! Creo que supera a la de “Mary Popin”, “Supercalifragilisticoespialidoso”
Os confieso una que tengo yo, y es “Ofidiofobia” pánico a las serpientes.
El miedo a la muerte, ese creo que lo sufrimos todos, y no solo cuando se trata de la nuestra, también pensamos en nuestros seres más queridos, tememos por ellos, sabemos, que todo termina en ese momento, salvo los que creen en la otra vida que es algo surrealista, pero hay que reconocer que sirve de consuelo a muchos. Algunos se sienten mal solo de oír nombrarla, Y los gitanos ni te cuento, la verdad es que cuesta asimilarlo.
Voy a terminar con una fobia que no sabía que existía y me ha hecho mucha gracia hasta cierto punto, porque pobre del que la padezca, y si no, atentos,”Sexofobia” miedo al sexo o a algunas de sus prácticas. ¡Pero ustedes os imagináis! Pobre del que la padezca, sea hombre o mujer. ¡Lo que se están perdiendo! Lagarto, lagarto.
Como no me quiero alargar, para ver la cantidad de fobias que hay increíbles, solo hay que buscarlas en Wikipedia o en una buena enciclopedia.
El miedo o fobias, nos provoca angustia, desazón, ansiedad, temblores, sudoración, etc. Sin embargo creo que tener miedo en muchas ocasiones es un buen síntoma de madurez responsabilidad y reflexión, pues creo que es de tontos no tenerlo nunca. El miedo que siente el artista antes de salir a escena, el, o la cantante, los músicos, los cómicos, el pintor que presenta su exposición, el diseñador, el arquitecto cuando enseña por primera vez su proyecto, etc…
En definitiva, que un miedo moderado es sano.