viernes, 31 de diciembre de 2021

 

2.022 COMENZAMOS AÑO.

 

Mañana comenzamos un nuevo año y parece que fue ayer cuando llegamos al 2.000 ¡dios! y en un plis plas, han pasado 21 sin apenas darnos cuenta, y ya comenzamos el 2022 que se nos pasara igual de rápido, porque si algo tiene cumplir muchos años es que el tiempo no corre, vuela.

 

Vamos para dos años del comienzo de la terrible pandemia que nos está jodiendo la vida, y que nadie esperaba, primero nos diezmo la población, especialmente de personas mayores.  Los primeros casos fueron detectados en la ciudad China de Wuhan en un primer lugar se conoció como neumonía de Wuhan, al no tener datos y ser algo desconocido. Si escuchábamos algo en los informativos ni siquiera le hacíamos caso, China quedaba muy lejos, porque nos íbamos a preocupar. A último de enero la Organización Mundial de la Salud dio la voz de alarma y la declaro emergencia de salud pública de importancia internacional, y poco a poco se fue extendiendo como la pólvora.

 

Aquí nos confinaron a mediados de marzo, curiosamente a los dos días de comenzar yo mi tratamiento del cáncer, por eso nunca lo olvidare. El confinamiento fue más que traumático raro, ya que desde las ventanas veíamos las calles vacías de gente y de coches, era como estar viendo una de esas películas de ciencia ficción raras, apenas salíamos a comprar lo justo, o encargábamos la compra, nos quitábamos los zapatos y desinfestábamos las suelas con el espray de agua con lejía, y pasábamos a lavar toda la compra con lejía rebajada en agua. Ese era el ritual casi a diario, aunque procurábamos salir lo menos posible, bueno en realidad yo en esas fechas nunca baje a comprar, mis únicas salidas eran al hospital, Paco no me dejaba por estar con el tratamiento, y no muy bien sicológicamente. No sé que hubiera hecho sin él. Gracias cariño.

 

Después de muchas subidas y bajadas del dichoso virus, que sea permitido el lujo de burlarse de todos incluidos los científicos mutando cada vez que se le antojaba, llegamos a los dos años, y seguimos en guerra contra el maligno, y gracias a los profesionales de la ciencia que en tiempo record han tenido varias vacunas que están salvando muchas vidas, y a los grandísimos profesionales de la sanidad pública que por fortuna tenemos en este país, a pesar de que el gobierno anterior la desmantelo dejándola prácticamente en mínimos, favoreciendo a la privada, como es la costumbre de la derecha.

 

Dicho esto, quiero comenzar el año con mis mejores deseos para todo el mundo, sería bueno que estos dos años de desastre pandémicos, nos hubiera hecho mejores personas, pero no nos equivoquemos, no ha sido ni será así, somos lo mismo de egoístas, de individualistas, y gozamos de una gran falta de “EMPATIA” para con los más necesitados y débiles.

 

Los más poderosos, quieren serlo aun más, y no son nada solidarios ni tan siquiera con el único fin de acallar sus conciencias. Los que aun con trabajos normales tienen lo suficiente para vivir sin aprietos, solo piensan en ellos y que nada ni nadie los perturbe. Los que aun teniendo varios trabajos les cuesta llegar a fin de mes, piensan sin ningún motivo que los emigrantes vienen a quitarles el trabajo, cuando en realidad en todos los países hacen falta trabajador@s, incluido acrecentar la población, porque de no ser así no habrá pensión para la generaciones venideras, ya es una realidad que son imprescindibles en muchos trabajos.

 

En definitiva que los seres “humanos” nunca aprendemos de las desgracias, al principio salíamos todas las tardes a las 8 aplaudir a los médicos y sanitarios, (muchos perdieron la vida) los que no, han vivido cosas terribles viendo sufrir y morir a mucha gente lejos de sus familias sin poder hacer nada, eso no está pagado con nada. Ya nos hemos olvidado de todo el sacrificio que han hecho, no, no aprendemos.

 

Mi máximo deseo es tener salud y ver crecer a mis nietos, si no fuera así, tampoco pasa nada, he tenido la suerte de tener cuatro soles de nietos, yo no llegue a conocer a ninguno de mis cuatro abuelos en eso tuve mala suerte, mis amigas siempre hablaban de los suyos y yo sentía envidia. No me quejo, ya he vivido diez años más que mi madre, y otros no han tenido la suerte de llegar a los 74 que cumpliré en marzo si la vida me lo permite, ya que no creo ni en milagros ni en dios, ni en el más allá de otra supuesta vida, creo en la ciencia que salva vidas, y en la sanidad en general, en las buenas personas, siempre he sido positiva y a la vez realista, creo que no está reñida una cosa con otra.

Ojala que el año que comenzamos sea mejor que este y el anterior, que to@s tengan trabajos dignos, salud, y mucho amor, amor de toda clase pareja hijos y nietos, amigos, compañeros y amor a los que sufren.

Que los que mueven el mundo desde sus despachos piensen en el daño que pueden hacer con según que actuaciones. Y estaría más que bien, que los que mueven los hilos en el Vaticano, cambiaran su ambición desmedida, y comenzaran a dar en lugar de acumular, (aunque sinceramente eso creo que yo no lo veré, es casi ciencia ficción).

Intentemos ser mejores personas, aunque solo sea por nosotros mismos. Un fuerte abrazo extensivo a tod@s y que la suerte nos acompañe.

 

FELIZ AÑO 2.022