Hace solo unos días la ministra de empleo doña Fátima Bañez,
hizo unas declaraciones (como siempre,
para que nos vamos a engañar) absurdas e instigadoras, para que nos
convirtamos en: chivatos, delatores, acusicas, o soplones, estas dos últimas
nos suenan de nuestro paso por el colegio, ¿a que sí? Nos viene a decir la
buena señora, poco más o menos, que denunciemos a nuestros vecinos, al
fontanero, al albañil, al electricista, al carpintero, al tapicero, al
repartidor, a la modista, a la peluquera, a la señora que echa horas para poder
sobrevivir, etc. Aun cuando se deba de
hacer, no se puede comparar con los grandes defraudadores.
Yo estoy de acuerdo que todos debemos de pagar nuestros
impuestos para que con ellos todos tengamos las prestaciones sociales que
necesitemos, por cierto (algunas
últimamente en peligro de extinción), ahora bien, como en todas las cosas
de la vida hay prioridades, que están muy claras, y no hace falta estudiar en
Salamanca, (y yo no soy ninguna lumbreras,
qué más quisiera) Primeramente no es tarea para ciudadanos, para eso están
los inspectores, y si estos no cumplen con su cometido o se venden, también
controlarlos a ellos. Creo que antes que perseguir a los más desgraciados, es
decir, al que tiene que hacerlo para que su familia pueda subsistir, y aun así,
les sobra mes al final del exiguo sueldo.
Antes, mucho antes, habría que denunciar y perseguir a los grandes
defraudadores, los que saben saltarse las normas, los más poderosos, los que alardeando
de ser más españoles que nadie a la hora de demostrarlo se llevan sus millones
fuera de esta su querida España, su amada patria de la que tanto alardean amar.
A los propietarios de empresas grandes y pequeñas, que teniendo varios o
muchos trabajadores, solo tienen
asegurados a unos pocos, estafando no solo a Hacienda, sino también al
indefenso trabajador, que nunca lograra cotizar lo suficiente, Amén de las horas extras, nunca pagadas.
A los políticos (de
cualquier partido) da igual, que aun teniendo casa en Madrid, cobran unas “exageradas”
dietas por alojamiento, que legalmente no les pertenecen. Y que yo sepa nadie
ha renunciado a ellas. Y nadie las ha devuelto. (Una verdadera vergüenza), y un descrédito para la ya bastante
denostada clase política.
A los corruptos de todos los signos, todos ellos deben de
devolver todo lo sustraído indebidamente, y pagar las condenas correspondientes.
Las leyes están para cumplirlas, otra
cosa es que se siempre haga. Últimamente tenemos una serie de corruptelas de
impresionante calado, y que en los últimos días el gobierno se empeña en
distraer al ciudadano con naderías “gibraltareñas”
que vienen a indignar aun más al sufrido ciudadano, que se siente estafado y no
sin motivos.
Y no digamos nada de la “intocable” Iglesia Católica, la
mayor entrada de dinero sin control de ninguna clase, y para colmo eximida de
pagar el IBI. Y un largo etc., para no
cansar.
Solo nos faltaba ya, ponernos a denunciar a nuestros vecinos,
cuando tanto, tanto, se estafa a gran escala.
Indignados, puteados, cada vez más pobres, ¡¡pero chivatos!!
NO gracias.