miércoles, 10 de julio de 2013

EL–INVISIBLE- CORDÓN UMBILICAL


Las mujeres, si, ellas o nosotras, las consideradas injustamente, durante miles de años por la historia como el sexo débil y como seres inferiores sin serlo, pues está más que demostrado que no es cierto. Pues bien, cuando  las mujeres paren, o parimos, a nuestros hijos, da igual cuantas veces lo hagamos o lo hagan, entre cada mujer y sus hijos se crea un vínculo para toda la vida, no importa el tiempo que pase, entre madre e hijos hay siempre lo que yo llamo el “cordón umbilical invisible” que los unirá hasta que la muerte o la demencia los separe. Cuando el médico o  matrona corta el cordón umbilical solo corta el vínculo físico, pero nunca el mental o afectivo, y ese será siempre eterno e “invisible”.

El cordón invisible es nuestro gran amor, el único de nuestra vida sin condiciones. Es un continuo desasosiego por su bienestar. De pequeños, lógicamente son responsabilidad de los padres que los hemos engendrado, y tenemos la obligación de criarlos, alimentarlos, educarlos, tratando por todos los medios que sean felices, y sobretodo buena gente. Pero el vínculo va mucho más lejos que cualquier obligación o compromiso, ya sea obligado o voluntario. Ese lazo invisible que nos une aún en la distancia, será para siempre, como si se tratara de un contrato indefinido, hasta el final de los días. O ¿acaso no estamos dispuestas a todo por ellos? o ¿acaso no sentimos su dolor como nuestro? o ¿acaso no anteponemos sus necesidades a las nuestras? o ¿acaso no daríamos mil veces la vida por ellos si fuera necesario o posible? o ¿acaso su felicidad no es la nuestra, aunque estén lejos, en la distancia, o en el tiempo?

A lo largo de la vida, tenemos muchos amigos, de ellos, de los amigos, te puedes ir despegando por diversas circunstancias de la vida. Del novio, también, por desamor, por engaño, o incompatibilidades.  Del marido prácticamente igual que del novio. Somos seres únicos y libres de elegir nuestro camino, y con quien queremos recorrerlo. A muchas personas que pasaron por nuestras vidas, simplemente las olvidamos,  dependerá mucho de la intensidad del afecto o del cariño que se sintiera por esa persona en particular,  la recordaremos o no, a muchas sin rencor, o sin dolor, incluso si el afecto era grande, con complacencia y amistad. Los recuerdos en general no son rencorosos, salvo en ocasiones en las que el daño que nos hicieron fuese demasiado cruel por las mentiras y la traición premeditada, casi siempre inmerecida, la verdad aunque sea dura es siempre preferible a una mentira.

El vínculo de las mujeres con  los hijos será eterno, nunca se desprenderán de él, por muy mal que se porten. Podrán estar lejos, muy lejos, en el último confín del mundo, no importará y  siempre existirá ese hilo invisible afectivo y super elástico. Los hijos podrán apartarse de su madre por diversas causas, exceso de trabajo, o simplemente a causa  de otras influencias, tampoco importará, aunque  si dolerá. Aun cuando en los últimos años de nuestra vida no vengan a vernos, seguiremos queriéndolos igual, aunque dolerá. Siempre el desapego de los que más queremos duele, y mucho. Dicen que el órgano vital el “corazón” no duele, es mentira, si duele, y mucho, sin que para ese dolor exista ningún analgésico efectivo.

El desinteresado amor a los hijos, es la única carga que llevamos los padres en general, sobre nosotros toda la vida sin que por nada, ni por nadie de este mundo, estemos dispuestos a dejarla de lado nunca, a veces con sacrificios, otras con gusto y alegrías, pero sobretodo, con un inconmensurable amor. Por regla general, es la madre la más abierta y tolerante ¿a qué madre no le suena eso de –Anda mamá, convence tú a papa? Ese vinculo, ese cordón umbilical invisible y extensible, también, abarca a los nietos, por ellos somos capaces de hacer lo mismo que por los hijos, sin ninguna duda, será para toda la vida no importa la edad que tengan, siempre serán, nuestros niños.

Nadie nos enseña a ser padres, los hijos no vienen al mundo con un libro de instrucciones. A las mujeres nadie nos obliga a ser la máxima responsable de esa personita, es por decisión propia, y  no siempre es fácil. Los padres, en general todos,  nos preguntamos cientos de veces si lo estamos haciendo bien, pregunta sin respuesta,  eso nos perturba. Tampoco nadie nos enseña a las mujeres a ser tan generosas con los hijos, es algo natural, que nace desde que sabemos que están dentro de nuestro cuerpo, como una parte más del mismo. Desde ese instante, los queremos más que a nosotras mismas. Solo hay algunos casos anormales de madres egoístas y desnaturalizadas, pero de esos casos excepcionales no hablo pues no me gustan ni es lo común.

De todas formas que nadie piense que las mujeres, solo queremos ser madres, renunciando a nuestras legitimas aspiraciones, de eso nada. O que una mujer es menos mujer por no tener hijos, de ninguna manera, es solo una decisión personal en la que nadie debe de entrometerse. Yo quiero pensar que la maternidad debe ser voluntaria, es demasiada responsabilidad, y hay que estar muy segura de querer ser madre, y padre, pues un hijo es cosa de dos.

Un hijo es un compromiso para toda la vida, y debe ser engendrado voluntariamente,  pues no todo es de color de rosa, lo mismo te dan muchas alegrías, también sufrimientos, pues siempre queremos lo mejor para ellos, Y por encima de todo está el bienestar y los derechos de los niños, algo que algunos en nombre de no sé qué falsa conciencia quieren imponernos a las mujeres, sin pararse a pensar que es mucho más importante la felicidad y el bienestar de los niños nacidos, que la incertidumbre que les espera a los todavía embriones cuando el entorno donde se criará es mísero o violento, o en el caso de las malformaciones, una corta vida cruel y desnaturalizada, no solo para ellos también un calvario para las familias, si eso es caridad cristiana, que venga Dios y lo vea, yo desde luego  no lo acepto, precisamente por el bien de todos esos niños.

No quiero que ningún hombre piense que ellos los padres no son importantes, lo son y mucho, que no se sientan excluidos, para nada, son tan importantes como las madres, ni más ni menos, ojo, e igual de responsables, ya que hay demasiados casos de padres que se desentienden dejando a la madre toda la carga de su educación, y entretenimiento, pues no solo es educar, el día es largo y los niños tienen que jugar y dar guerra, en esos casos la paciencia de ambos padres es imprescindible, aunque por regla general es la madre la que  más goza de esa virtud. Los padres tienen la obligación de colaborar y ayudar en todo lo referente a los hijos, afortunadamente cada vez hay más hombres concienciados con su responsabilidad, ya que los hijos no son un objeto u adorno del que se puede presumir en algunas ocasiones, son pequeñas personas en fase de aprendizaje, dependientes de sus padres y necesitadas de mucho cariño.

El “cordón umbilical  invisible” que existe sin estar, ciertamente nadie puede cortarlo o romperlo, ese cordón, es el nexo de unión entre madre e hijo, extendiéndose hasta  los nietos, y existirá hasta el fin de nuestros días, o como dije al principio, solo el deterioro de nuestras neuronas lo puede truncar.

Por favor, que la sociedad  deje a las mujeres la elección de ser madres y respeten, que las mujeres sean las únicas dueñas de su cuerpo, y decidan cómo, cuándo, y con quién, quieren ser madres o no. No se es menos mujer por no tener hijos, en ningún sitio está escrita esa barbaridad.  Solo es cuestión de respeto y tolerancia.

Como siempre digo, “VIVE Y DEJA VIVIR”.


2 comentarios:

Molón Suave dijo...

Gran razón tienes, Conchi. NO existe en el mundo sentimiendo más profundo que el maternal. Lo del padre es otra cosa mucho más endeble. Por ese motivo, qué grandes deben ser las razones de una mujer para, renunciando al hijo, acudir al aborto, motivo que debería ser más que suficiente para que dejaran de perseguirlar y de considerarlas seres de segunda categoría que necesitan la tutela del varón.

Conchi Carnago dijo...

Totalmente de acuerdo contigo, algo que para cualquier persona sensata es normal, hay muchos intolerantes e hipócritas,que no lo comprenden, y es tremendo y lamentable que se persiga y se les prohíba algo que ya de por si es traumatico, nunca lo comprendí siempre desde pequeña escuchaba conversaciones de las mujeres de mi casa, que usaban métodos rudimentarios incluso absurdos, y no digamos las que se exponían a ciertas matarifes que en el mayor de los casos acababan en tragedia, mientras que las pudientes, lo hacían con todas las garantías y en el más absoluto anonimato, siempre ha habido una gran hipocresía por parte de la sociedad insensible a las necesidades de mujeres en dificultades graves.